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TOLUCA, Edomex., 3 de noviembre de 2014.- Un día como hoy se celebra al fraile peruano San Martín de Porres Velásquez, a quien le han sido atribuidos diversos milagros, así como también tuvo la fortuna de ser canonizado.
Este personaje nació en la ciudad de Lima, Perú, un 9 de diciembre de 1579. Su padre fue Juan de Porres, un caballero español de la Orden de Calatrava, y su madre, Ana Velásquez, una mujer panameña.
Después de unos años de su vida, Martín conoció al Fraile Juan de Lorenzana, quien era famoso por ser teólogo y lleno de virtudes, además de ser quien lo invitó a entrar al Convento de Nuestra Señora del Rosario. Sin embargo en esa época las leyes impedían de manera tajante el ser religioso debido a su color de piel, por lo que Porres ingresó como Donado, para después entregarse en cuerpo y alma a Dios.
Este personaje está rodeado por historias de sus milagros los cuales son sorprendentes, y fueron recogidos como testimonios jurados en los Procesos tanto diocesanos como apostólicos, muchos de estos testimonios proceden de los mismos religiosos dominicos que convivieron con él, pero también los hay de otras muchas personas, pues Martín de Porres trató con personas de todas las clases sociales.
Se le atribuye el don de la bilocación, ya que sin salir de Lima se le vio en México, África, China e incluso Japón, donde animaba a los misioneros para que continuaran y también se dedicaba a curar enfermos. Así como esto, también se le atribuyó el don de la sanación, donde salvaba a vida de enfermos desahuciados y la frase que repetía era: «Yo te curo, Dios te sana».
Sin embargo, todo tiene un fin, y el de Martín de Porres terminó a las nueve de la noche del 3 de noviembre de 1639 en la Ciudad de los Reyes, capital del Virreinato del Perú. Toda la ciudad le dio el último adiós en forma multitudinaria donde se mezclaron personas de todas las clases sociales.
Altas autoridades civiles y eclesiásticas lo llevaron en hombros hasta la cripta, doblaron las campanas en su nombre y la devoción popular se mostró tan excesiva que las autoridades se vieron obligadas a realizar un rápido entierro.