Libros de ayer y hoy
A pesar de que la sociedad del Estado de México tiene una disparidad entre los valles de México y Toluca, se puede considerar que la globalización y los medios masivos de comunicación han avanzado tanto que la población ya no es conservadora en ninguno de los casos, sin embargo, temas como la legalización del aborto y los matrimonios entre personas del mismo sexo tardarán mucho en discutirse dentro del Poder Legislativo.
La razón es muy sencilla, los compromisos del gobernador Eruviel Ávila Villegas con la iglesia católica impiden la discusión de estos temas, mismos que los clérigos han rechazado de manera abierta por considerarlos antinaturales. Es un secreto a voces las ligas del mandatario mexiquense con los obispos, de hecho se dice que su mentor es Onésimo Cepeda, quien lo ayudó a escalar posiciones en la política.
Este punto no debería de impedir que las propuestas de la izquierda en el Estado avancen, ya que legislar en favor de las minorías y las mayorías (las mujeres) es también importante para cualquier democracia, pero en tanto, haya compromisos políticos con el sector católico será muy difícil que el asunto sea discutido en la Cámara de Diputados.
El empuje que el PRD y anteriormente el PT han dado a las legalización de estos temas ha sido sorteado de manera inteligente por parte del PRI, a pesar de que saben que tienen mayoría y es fácil desechar las propuestas de la izquierda, han sabido negociar que no es el momento idóneo para debatir en torno a la petición.
Para ello, han utilizado al Partido Acción Nacional, quien de manera firme ha expresado su negativa para debatir en torno al aborto, pero al mismo tiempo le hacen ver a los perredistas que si se discute, se rechaza; razón por la cual es mejor esperar tiempos propicios para avalar sus propuestas, de esta manera evitan exponer su negativa ante la opinión pública.
Argumentos por demás válidos, pero sería mejor que a la hora de legislar se tomaran en cuenta cifras y estudios de especialistas en la materia, incluso encuestas de los ciudadanos para saber qué desean los mexiquenses.
Si bien es cierto que la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo favorece a un menor número de personas, también es cierto que la falta de ordenamientos jurídicos propicia la indefensión legal de las personas en esta situación, acceso a la seguridad social o su derecho a constituirse como pareja, perjudican este sector.
Asimismo, la falta de una ley que permita a las mujeres abortar perjudica su derecho a decidir sobre su cuerpo; además esto no impide que lo hagan, al contrario lo hacen de manera poco segura, de manera clandestina o en su caso asisten al Distrito Federal. De acuerdo a las estadísticas el 20 por ciento de los abortos que se practican en el D.F. son realizados a mujeres del Estado de México.
Si bien para la iglesia esto es ‘pecaminoso’, también hay que aceptar que los tiempos han cambiado y ahora es más importante procrear de una manera más consciente con la finalidad de asegurar que los infantes tengan las condiciones de vida necesarias para salir adelante.
No entiendo qué es más importante para la iglesia, si tener niños felices con un hogar bien establecido, armónico, con alimentos suficientes para su desarrollo, buena educación o, en su defecto, tener pequeños en las calles, abandonados, sufriendo maltrato infantil en sus hogares y padeciendo hambre y frío.
Para La Mayoría Silenciosa procrear por gusto garantiza en un mayor porcentaje la felicidad de un niño, es más, me atrevo a decir que muchos de ellos serían católicos felices. Por esa simple razón si el gobernador del Estado de México gobierna para las minorías (El clero) también debe gobernar para la otra parte los ciudadanos (La Mayoría) o en su caso consultarlos, para tomar las decisiones a la hora de impedir el trabajo legislativo.