Balazos en el pie
En el país hay poco más de 845 mil pequeños negocios considerados tienda de abarrotes o misceláneas, entre los productos que comercializan se encuentran latas de atún, chiles, salsa, frijol, crema, comida enlatada, sardinas, pan en bolsa, bebidas refrescantes, frituras y dulces, entre otros, que son surtidos por las grandes empresas asentadas en México.
De acuerdo con Aristóteles Núñez Sánchez, jefe de la oficina del Sistema de Administración Tributaria, la Secretaría de Hacienda les otorgará subsidios hasta por 10 años, tiempo suficiente para madurar su transformación de Pequeños Contribuyentes al Régimen de Incorporación Fiscal; a cambio les pide información de la producción de las grandes transnacionales, ¿cuánto venden de cada empresa?
Pero muchos de ellos van a desaparecer, así lo comentamos con anterioridad y así lo confirma el SAT, palabras más, palabras menos, dicen; algunos de ellos se van a quedar en el camino porque el mercado les hará saber que su actividad económica no es rentable.
Lo anterior demuestra la equivocada política fiscal del gobierno encabezado por Enrique Peña Nieto; prefiere perjudicar a más de 800 mil familias, mientras le perdona impuestos a 20 grandes empresas por miles de millones de pesos.
Con argumentos de risa, la Secretaría de Hacienda pretende dejar contentas a las familias que perderán sus pequeños negocios, ahora podrán venderle al gobierno, ¿cuándo se ha visto que una tienda de abarrotes sea proveedor de un gobierno?, eso no se logra tan solo con facturar electrónicamente.
Es inverosímil que una tienda de abarrotes pueda venderle a un gobierno, sobre todo cuando existe una Ley de Compras Consolidadas; es decir, todas las dependencia de un gobierno están juntando las compras de sus insumos y las adquieren con el proveedor que le venda a menor precio.
De dónde sacaría una tiendita la infraestructura necesaria para ser proveedor del gobierno, tendría el dinero suficiente para invertir en un solo producto que necesiten en alguna dependencia, obvio que no.
Probablemente y en base a la calidad de la educación que nos proporciona, el gobierno federal crea que somos tontos e insulte nuestra inteligencia con esos argumentos. Pero no sería más fácil auditar la producción de una empresa en lugar de triangular la información a través de cientos de miles de tiendas.
Sin embargo, no es la única puntada que el gobierno ha manifestado, resulta que con esta medida los miles de contribuyentes podrán tener acceso a vivienda y seguridad social, y la pregunta es: ¿cuántas familias no tienen esos derechos? Porque la mayoría de esas tiendas están ubicadas en los hogares de los dueños o muchas veces de sus familias, por tanto tiene un hogar.
Y el acceso a la salud lo obtienen a través de sus parejas, ya que muchos de ellos tienen un trabajo alternativo para completar sus ingresos; pero en caso de no ser así, está el Seguro Popular que aspira a brindar una cobertura universal en los próximos años.
Las disposiciones de la Secretaría de Hacienda son una trampa para desaparecer a muchas tiendas de abarrotes, y con ello favorecer a las nuevas tiendas de conveniencia y las tiendas de autoservicio, no importa a cuántas familias haya que perjudicar, primero los intereses de los grandes inversionistas a costa del pueblo, como siempre.
La Mayoría Silenciosa lo sabe, muchos de ellos están listos para buscar alternativas que les permita evadir el pago de impuestos, no hay otra manera, es cuestión de supervivencia, el gobierno deja pocas alternativas, sus métodos para recaudar más impuestos tienen toda la intención de exprimir a la población, hasta cuándo y hasta dónde aguantaremos, no se sabe.