Conoce al Kawah Ijen: el volcán que escupe lava azul
23 de febrero de 2015
,
12:45
Redacción/ Quadratín
YOGYAKARTA, Indonesia, 23 de febrero de 2015.- Los documentales especializados nos han acostumbrado con sus filmaciones a que cuando un volcán entra en erupción habrá de desprender lava roja, estallar en fulgores carmesí y emitir chispantes fumarolas anaranjadas… ¿Pero y si te dijeran que existe un coloso que escupe lava azul?
Se trata del volcán indonés denominado Kawah Ijen, un coloso en cuyo cráter (de 2 mil 600 metros de ancho) puede apreciarse una ‘laguna infernal’ color turquesa, producto del ácido sulfúrico que expulsa la tierra “y del azufre concentrado que se extiende en el subsuelo”, publica The Huffington Post.
De noche, el espectáculo se vuelve fantasmagórico. Cuando empiezan a arder los gases de azufre se producen llamaradas azul eléctrico de hasta cinco metros de altura, sin embargo, eso no impide que mineros de la región se dediquen a extraer el azufre del cráter del volcán, “incluso trabajando de noche para duplicar sus salarios de 13 dólares al día (el equivalente a unos 160 pesos).
“Definitivamente un muy arriesgado trabajo. Pero el paisaje que se disfruta es hermoso, porque como siempre la naturaleza no es monótona y siempre igual en todas partes del mundo, debido a ubicaciones y climas específicos siempre hay algo diferente que descubrir”, puntualiza The Huffington Post al recoger una serie de maravillosas postales, producto del fotógrafo Olivier Grunewald, quien “se enfrentó a este ambiente hostil para capturar el misterio de las llamas azules”.
“Para los ojos del viajero, Kawah Ijen es un lugar maravilloso. Uno de esos que se graban en la memoria a fuego. Cuando se llega a su cima (ubicada a 2 mil metros de altura), uno se pone frente al cráter humeante y casi se refleja en las aguas azul turquesa del lago que rellenan la boca del volcán. Una vez allí arriba, ante tal estampa, todo ha valido la pena”, precisa el artista de la luz en su blog personal, donde advierte que los mineros perviven a las faldas del volcán en un ecosistema repleto de monos y abundante flora selvática.
De acuerdo con el Huffington Post, el azufre del Kawah Ijen, que se torna rojo cuando se funde, fluye lentamente desde una serie de tuberías en las inmediaciones del volcán hasta la aldea más cercana, donde los mineros lo dejan reposar hasta que se convierta en amarillo una vez que se enfría. Luego los mineros rompen el material ya enfriado en grandes trozos y lo transportan a la refinería cercana, ante lo que el fotógrafo Grunewald precisa que “aunque mi peor pesadilla es estar cerca de esa lava hirviendo, no deja de ser lindo verla en ese color azul en medio de la montaña”.