Libros de ayer y hoy
En este sueño que vivimos cotidianamente, y que cada vez más se parece a una pesadilla, el “Negro Blancanieves” (así apodado, no sabemos si por amigos o enemigos), busca algo, no sabe qué, descubre que hay cosas de las que se desprende cada día, vivimos dudando, mostrando qué es lo que nos diferencia de los animales, que no es sólo la risa ni la conciencia de la vida y de la muerte, sino el tener esa sensación de haber perdido algo, eso tan extraordinario y salir a buscarlo.
El Negro Blancanieves, tiene así que hacerse cargo de las preguntas: ¿por qué dejamos de amar?, ¿dónde perdimos la verdad?, ¿por qué preferimos la guerra a la paz?, ¿dónde se quedaron los ideales de la humanidad? Claro que hay cosas que se pierden no porque uno lo desee, sino que uno se da cuenta, de pronto, que ya no son parte de nuestra vida.
Así que un poco resignado el Negro Blancanieves hace un recuento de las cosas que intencionalmente le gustaría perder, por ejemplo: soltar la idea de la soledad, de la incomprensión, de la angustia, de que el dolor y la rabia deben seguir acompañándolo, porque a veces piensa que no se merece la felicidad.
Reflexiona que cada día que pasa, algo ha quedado en el camino, para no volver jamás, algo ha dejado de ser, descubre que comenzó a desapegarse de las esperas y de la desesperación, del sabor de la traición y del desamor, del desengaño y de los miedos, de los fantasmas de la cruda y del remordimiento, de esta manera el Negro Blancanieves, ve alejarse y desaparecer amores que parecían para toda la vida y amistades eternas, que duraron lo que dura el interés y la conveniencia, es decir hasta que se les cayeron las caretas.
El Negro Blancanieves, pierde también la idea de Albert Camus, que decía que hay un solo problema filosófico serio, el suicidio. Se da cuenta que la idea de suicidio es menos racional, no tan filosófica, que aunque las personas descubran que la vida no merece ser vivida, de la manera inconforme que sea, no optan por el suicidio, porque habría una mortandad innumerable en la humanidad; ellos, como el Negro Blancanieves, saben que si la vida no tiene sentido, se lo dan a través del gozo instantáneo, ni más ni menos, perder el miedo a ser uno mismo, sí señor.
Cada nuevo día algo ha dejado de ser y se ha borrado, en este extravío existencial, que toda la especie humana comparte, se llega a los laberintos de la demencia donde ya no se desea nada, donde no se espera nada, donde ya no hay que alegrarse ni sufrir por nada, sino saber que lo que vale la pena, lo que no tiene fin, ni tiempo ni espacio, es sentirse parte de la tribu del gozo, que las mujeres y la amistad siguen existiendo y renovándose, que hay imaginación y asombros que no son utilizados todavía, extraordinaria creación por liberarse , que hay mucho por hacer y por soñar y por amar. (P.S.A.)