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ECATEPEC, Edomex., 15 de enero de 2014.- A Jaqueline Gamboa López médicos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y particulares le dijeron que su madre María Antonieta López Palacios, de 59 años de edad, tenían cáncer terminal en la vesícula, que «arreglara sus asuntos y se despidiera de su familia» porque en cualquier momento iba a morir.
Sin embargo, aunque a la mujer la trataron como paciente terminal por el cáncer, la autopsia realizada por un médico legisla de la Procuraduría General de Justicia del Estado de México (PGJEM), en la región Ecatepec-Texcoco, reveló que la muerte de la señora María Antonieta López fue por «septicemia generalizada e insuficiencia hepática secundaria a adenocarcinoma metastásico de hígado primario de vías biliares».
El resultado médico de la PGJEM arrojó que Antonia López no había muerto de cáncer terminal, como argumentaban en el IMSS, sino de otra cosa más enfocada a una infección general mal tratada y por los descuidos de los médicos.
Todo empezó cuando la artesana mexiquense Antonia López Palacios aceptó una recomendación del médico particular Amado López González, de la clínica Santa en el pueblo de Nextlalpan, de que se tenía que operar de urgencia porque tenía piedras en la vesícula.
Ella fue llevada a otra clínica particular con razón social Cruz de Jesús, que se ubica sobre la carretera Zumpango-Apaxco, municipio de Texquiquiac, del doctor Heriberto Díaz Sánchez, donde fue operada por el médico Amado López y otro de apellido Oribe.
Los médicos le dijeron que tuvieron que cortarle un pedazos de hígado, pero como sangró le cauterizaron. «Posiblemente le taparon las vías biliares y no la conectaron bien», dijo su hija Jaqueline Gamboa López, quien ofreció una conferencia para dar a conocer esta negligencia médica.
Sólo estuvo bien mes y medio, pero la señora se empezó a sentir mal de nueva cuenta, la «llevamos al médico y le sacamos estudios de emergencia a Pachuca, en Intermedic, unas tomografías, ahí sale que mi mamá ya tenía unas bolitas en el hígado».
Recordó que cuando la operaron en el hospital Cruz de Jesús se le mandó a hacer unos estudios, cuyos resultados fueron que no tenía ni cáncer ni nada, pero para después tenía una mancha en el hígado.
Pero más adelante el doctor Heriberto Díaz le recomendó que llevara a su mamá al IMSS, porque tenía cáncer de hígado en etapa terminal, e hicieron lo posible por ingresarla al seguro; fue recibida en el hospital 200 del IMSS, porque no había camas.
Para eso, el doctor Heriberto Díaz llamó a la familia para decirle que tenía cáncer terminal que la sacara del hospital 200 del IMSS de Tecámac, que la llevaran a su casa para que «arregle sus asuntos y se despida de su familia».
La familia peleó para que se le realizaran nuevos estudios, pero la canalizaron al hospital de la Raza; sin embargo, por problemas burocráticos fue rechazada tanto en ese nosocomio como en el Siglo XXI.
A pesar de las dificultades en los hospitales, Jaqueline Gamboa López, hija de doña Antonia, logró que en el hospital Siglo XXI del IMSS en el Distrito Federal, le hicieran unos estudios donde no se le detectó el cáncer terminal como se lo habían dicho en el hospital de Tecámac, sino que «no se identificó tejido hepático en este material», además de que no «era clasificable».
Sin embargo, más adelante la tuvieron que llevar de nueva cuenta al hospital 200 del IMSS donde las condiciones de salud de doña Antonia empeoró, para fallecer el 9 de diciembre de 2013.
La familia no quiso recibir el cuerpo de su madre, al contrario inició la carpeta 31214055251713 en la PGJEM por homicidio en contra de quien resulte responsable.
Por ello, el médico legista Julio Ramos Nolasco en la autopsia encontró una septicemia generalizada y no cáncer terminal como se le había diagnosticado.
La PGJEM investiga esta denuncia, pero los médicos involucrados niegan entregar al agente del Ministerio Público investigador los estudios médicos para realizar las investigaciones correspondientes.