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TOLUCA, Edomex., 14 de abril de 2015.- El Centro Cultural Universitario “Casa de las Diligencias” de la UAEM, de acuerdo con un comunicado, exhibirá durante el presente mes, replicas digitales de “El sexto día, los cristos”, autoría del artista plástico mexiquense Leopoldo Flores.
Durante la inauguración encabezada por el director de este espacio universitario, Uriel Domínguez Contreras, se indicó que forman parte de la muestra 15 de las 40 obras que conforman la serie más representativa de la trayectoria del artista mexiquense, titulada 2000 D.C., mejor conocida como “Los cristos”.
Al hablar en conferencia sobre este trabajo de Leopoldo Flores, Doctor Honoris Causa por la UAEM, la directora del Museo Universitario “Leopoldo Flores”, Gabriela Morales San Juan, señaló que la serie no sólo es una representación de la figura de Jesucristo, ya que tiene también un trasfondo de crítica social y reflexión en torno al hombre.
“Los cristos de Leopoldo Flores no tienen rostro, están cubiertos por una tela o se pierden en la profundidad del lienzo; esa misma falta de rostro los hace ser cada uno de los seres humanos que vivimos en este mundo”.
Las 40 pinturas que conforman la serie, dijo, parecen estar en un movimiento pacífico que en realidad invita al espectador a involucrarse con el personaje que representa, pero también con la composición y los elementos que cada una de las pinturas contiene.
A través de esta serie, abundó la experta, “Leopoldo Flores presenta un Cristo que busca pertenecer a su época, contemporáneo, envuelto en el entorno social y convirtiéndose en un reflejo de la actualidad. La imagen del salvador deja de ser una imagen individual y cada uno de los cuadros se convierte en diferentes vertientes de la humanidad. La desnudez del cuerpo y un rostro oculto lo asemejan a cualquier hombre contemporáneo, crucificado en este mundo de violencia y hambre de poder”.
Morales San Juan destacó que en la mayoría de la obra pictórica de la serie, Leopoldo Flores despoja la figura de Cristo de su corona o de su cruz para entonces representar el dolor humano, donde no es importante la ausencia de un rostro que muestre expresiones, pues la fuerza radica en representar las cualidades corporales que el artista le otorga a cada una de las figuras en donde se aprecia el sacrificio y sufrimiento de una manera más pura.