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TOLUCA, Edomex., 21 de julio de 2014.- Su mandato como presidente de México duró tan solo 45 escasos minutos, menos que los 74 minutos en que transcurre la 9° Sinfonía de Beethoven, realizando insuficientes acciones de manera oficial, una de ellas el nombramiento a Victoriano Huerta como secretario de Gobernación, así como la presentación de su renuncia ante el Congreso para escapar de los problemas.
Pedro José Domingo de la Calzada Manuel María Lascuráin Paredes nació en la Ciudad de México el 8 de mayo de 1856, dando por concluida su vida un día como hoy pero de 1952, a la edad de 96 años.
Este personaje fue conocido por ser un abogado “excelente, rico, de buena familia, honorable y ferviente católico”, según opiniones de sus contemporáneos, sin embargo fue uno de los cómplices perfectos para la caída de Madero.
El carácter de Pedro era maleable, fácil de convencer e influenciable, lo cual significaba el blanco perfecto para Victoriano Huerta, así mismo el miedo por perder la vida lo transformó e hizo de él un “mandadero ideal”.
La duración de su mandato fue escasa ya que intentó salvar al pueblo mexicano de una degollina brutal a manos de los partidarios de Félix Díaz, así como supuestos asaltos al Palacio de Gobierno, siendo Huerta el único capaz de terminar con esto, siempre y cuando se le entregara la presidencia, sin embargo este último no cumplió lo acordado.
La intención de Pedro no era retener el poder, ya que una vez ahí, de inmediato nombró secretario de Gobierno a Victoriano Huerta para renunciar de manera abrupta y sin mayor explicación, siendo presidente de México de las 17:15 a las 18:00 horas, haciéndose acreedor a sospechas del porqué de su retiro, el cual se especulaba que era por miedo e intimidación.