Balazos en el pie
SI LA RUTINA LLEGÓ A TU VIDA, ES TIEMPO DE MOVERSE
Una mujer se quejaba amargamente de que su marido no le hacía caso, “para él sólo son importantes sus cosas, ya no hay ese interés por estar juntos o divertirse como lo hacíamos antes, e incluso le he pedido que me deje a lo que él respondió: Yo no quiero dejarte, yo me siento muy bien contigo y con mis hijos”.
En ocasiones las personas van por la vida creyendo que cumplir con las tareas de cada día, como llevar a los niños a la escuela, hacer las tareas de la casa, irse a trabajar, alimentarse, ver un rato la tv, chatear en algunos casos y dormir es suficiente. Que las actividades de lunes a viernes se diferencian de las que se hacen sábado y domingo sólo porque esos días hay que levantarse temprano.
Entonces no se percatan de que poco a poco junto con esa rutina están construyendo una percepción pobre e insatisfecha de sí mismos, a tal grado que se puede llegar a creer que son los otros los que ya no están interesados en ellos, cuando quienes han perdido el propio interés son ellos mismos.
En el caso que les menciono sucedió algo que es muy común en las parejas que ya tienen muchos años juntos. Comienzan a sentir tal confianza en la dinámica de la relación, que no se percatan de que sus intereses van modificándose, que las prioridades ya son otras y poco a poco, sin darse cuenta dejan de preocuparse por lo que a ambos les gusta y lo que ya les ha dejado de gustar.
Regularmente se toma consciencia cuando una de las partes es la que se ha quedado más sumida en la rutina y un día se da cuenta que el otro (a) está haciendo cosas diferentes en su vida, esto le produce una sensación de no haber sido tomado (a) en cuenta y le parece que ya no desea su pareja estar más en esa relación porque está distraído (a) en otras cosas.
En el mejor de los casos se busca el diálogo con la pareja para realizar actividades juntos o hacer un alto en el camino y preguntarse ¿qué es lo que se dejó de hacer?, ¿qué empujó a la otra persona a buscar otras alternativas para darle alegría y frescura a su vida?
Pero cuidado, porque en ocasiones algunas parejas optan por comenzar a hacer ejercicio, tomar clases de pintura, música, baile, etc., pero a veces uno de los dos no comparte este gusto, poniendo como justificación que tal vez lo hace para no estar en su casa y comienzan a boicotearle aquella actividad que los hace sentir bien, convirtiendo una posibilidad de salir de la rutina en un pretexto para que la otra persona también abandone aquello que lo hace sentir bien.
En este punto es importante preguntarse ¿qué es lo que realmente me molesta de que el otro (a) haga cosas diferentes y yo no?
Me despido con esta reflexión de alguien muy especial: “Todas las formas de vida en algún momento cansan, no es que ya no quieras a las personas con las que estás, pero cuando esto sucede es tiempo de moverse y hacer algo diferente”
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