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La Polémica | ¿Le fallará MORENA Edomex a la presidenta?
EL PODER PSICOLÓGICO DEL PERDÓN
¿Cuántas veces hemos escuchado decir? “yo perdono pero no olvido” o viceversa “olvido pero no perdono”, esas dos frases me parecen de lo más absurdo, simplemente porque no es posible, no con la intención que se dice.
Se trata más bien de lograr una reconciliación tal, que al recordar la situación no aparezca con ella la emoción que es la que realmente hace daño.
Perdonar es una de las decisiones que cuestan mayor trabajo tomar, de hecho es el motivo número uno por el que las personas deciden tomar un proceso terapéutico.
Al respecto, el diccionario nos dice que significa “olvidar la falta que ha cometido otra persona contra ella o contra otros y no guardarle rencor ni castigarla por ella, o no tener en cuenta una deuda o una obligación que otra tiene con ella”. Pero esto no es tan sencillo de lograr.
Como lo dice su definición, el perdón queridos lectores, no sólo es hacia los otros, en muchos casos éste se tiene que otorgar primero hacia uno mismo. A veces sólo basta evitar lamentarse por no haber actuado de diferente manera en el pasado.
Y es que la dificultad de perdonar estriba en las emociones que intervienen en el camino de lograrlo, el orgullo y la soberbia son las más fuertes de vencer o doblegar, seguidas de la culpa, el rencor, la rabia, el enojo, la traición o el engaño.
Claro está que perdonar es aún más difícil cuando quien ha ocasionado el daño no tiene la disposición de pedir perdón, por tanto muchas personas deciden no perdonar hasta que la otra parte lo haga, pero entonces en estos casos es tan prisionero de la falta el que no pide perdón, como quien no lo otorga.
Practicar el perdón no depende de la parte que daña solamente, el perdón se puede otorgar incluso cuando quien dañó no se acerca a tratar de resarcir el daño o a solicitar la compasión del otro para ser perdonado.
De este modo existe esta otra posibilidad de que el perdón no se logre, esto es cuando se pide perdón y éste no es otorgado. En estos casos es importante estar consciente que cuando se comete una falta hacia alguien una de las consecuencias es precisamente no recibir el perdón.
Sin embargo el sólo intentarlo puede dar la sensación de liberación. Será quizás cuestión de tiempo para volver a intentarlo en una ocasión mejor y de la verdadera voluntad de no volver a cometer esa falta.
Así pues, queda claro que el perdón es una herramienta que se debe aprender a manejar con la habilidad suficiente para que las relaciones ya sea de pareja, familiares, de amigos, compañeros de trabajo, etc., sean plenas.
Y si bien es cierto que como seres humanos siempre estaremos en riesgo de equivocarnos con los otros, recordemos siempre lo que el filósofo Julio César Vargas nos dice en cuanto a la reconciliación, “ésta siempre se caracteriza por tener un efecto terapéutico o de catarsis, mediante el cual las experiencias de sufrimiento y de dolor son superadas y permiten el restablecimiento de la confianza de las víctimas en sí mismas y en el mundo”
Recuerda querido lector que el daño más grande no te lo hace quien te lastima, sino tu propia mente al recordarlo una y otra vez.
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