Balazos en el pie
En Chalco despertó la ciudadanía. Se unió y defendió el kiosco, un símbolo del Chalco del siglo XX. Pero ese despertar debe de ir más allá.
Su primer triunfo fue ser escuchada por el alcalde Francisco Osorno Soberón, que a regañadientes, aceptó respetar a los chalquenses en su decisión de mantener en el jardín municipal, el kiosco, la fuente y los árboles.
Esperemos que ese despertar ciudadano sea efectivo y empiece a dar resultados para el beneficio común. Aunque tarde, los chalquenses le recordaron al presidente municipal que también hay que rescatar el parque infantil Alfredo del Mazo, que está en poder de los ambulantes priistas desde hace más de una década.
Este despertar ciudadano tiene más de 10 años de retraso, porque en tan sólo una década, los chalquenses han perdido espacios importantes dentro de su propio centro histórico.
Todos los que chalquenses se han dado cuenta de la forma descarada en que políticos del PRI y del PRD, les arrebataron sus espacios, pero se mantuvieron dormidos, sin hacer nada, viendo como se enriquecen unos cuantos con sus calles y parques.
Uno de ellos, por supuesto es Juan Manuel Carbajal Hernandez, diputado federal del PRI, ex alcalde de Chalco y que otra vez, en el 2015, quieren ocupar la silla municipal.
Carbajal y otros líderes de tianguistas tienen bajo su control el parque Alfredo del Mazo y una parte del bulevar Cuauhtémoc, cuyos espacios son alquilados a los vendedores y el dinero, pues, no ingresa al ayuntamiento de Chalco, sino va a parar a unos cuantos bolsillos.
Incluso, lo que antes era una calle entre la avenida Guerrero y la Casa de Cultura, fue colocada una marisquería y locales para vender piratería, cuyo beneficiado económicamente es Juan Manuel Carbajal.
El diputado federal recibe sus puntuales «rentas» por el alquiler de los espacios de los chalquenses, entre ellas, el parque Alfredo del Mazo, de la banqueta donde se encuentran la marisquería, de los puestos colocados en las calles Rivapalacios, Porfirio Díaz, Guerrero y Cuauhtémoc, todo en el mero centro de Chalco.
Asimismo, el principal beneficiado con los llamados «Viene, viene» es Juan Manuel Carbajal, a quién le tienen que pagar «la renta» de las calles para usarlas como estacionamientos públicos.
Hay que recordar que los alcaldes priistas, Marco Antonio Tapia Sánchez, Patricia Rivera Pérez, Felipe Medina Santos, Gonzalo Hernández, Eulalio Esparza y Gerardo de la Riva Pinal, de alguna u otra forma, trataron de controlar el ambulantaje en su centro histórico.
Gerardo de la Riva Pinal fue el último de la dinastía priista que gobernó interrumpidamente a Chalco, desde el nacimiento del PRI, pero por los cambios políticos debilitó a ese partido político y vino el cambio generacional.
Gerardo de la Riva Pinal llegó a gobernar el último año del PRI en Chalco en el 2003, cuando su antecesor Eulalio Esparza Nieto, se metió a pelearse con el entonces gobernador Arturo Montiel Rojas y éste aprovecho un caso de extorsión a una inmobiliaria para hacerlo huir.
Por supuesto que esta situación influyó para que el PRI perdiera Chalco en las elecciones del 2003 cuando entró a gobernar el PRD con Jaime Espejel Lazcano, un abogado que prometía hacer el cambio generacional en política, pero resultó todo un fracaso.
Jaime Espejel fue el que cometió el grave error de entregarle a Juan Manuel Carbajal Hernández y a otros líderes de ambulantes el parque Alfredo del Mazo, supuestamente para retirar a todos los ambulantes de la zona centro, pero lo único que logró fue la llegada de más vendedores.
El ambulantaje en el centro histórico de Chalco fue creciendo con el otro alcalde perredista y que después se convirtió en convergente, Vicente Onofre Vázquez, quien tampoco pudo controlar la invasión de calles por parte de los ambulantes priistas.
El pésimo gobierno que hizo Vicente Onofre hizo que el PRI y Juan Manuel Carbajal Hernández, recuperara la silla municipal, con lo que de plano, ya como alcalde, Carbajal hizo lo que quiso con las calles del centro histórico de Chalco.
Los ambulantes se convirtieron en «amos totales de Chalco», no había poder humano (y no hay) para quitarlos de los alrededor de los mercados, de la catedral y hasta del palacio municipal.
En las elecciones del 2013, el PRI volvió a ganar la presidencia municipal, con Francisco Osorno Soberón, pero él, solo, no puede combatir a Juan Manuel Carbajal y a otros líderes que se adueñaron de las calles.
Ahí es donde entra el despertar ciudadano, si es que quieren que las vialidades de Chalco puedan estar libres y para la gente que camina.
El parque Alfredo del Mazo, por cierto, sólo es usado como una especie de bodegas y estacionamiento, ya que acuden pocos compradores porque la mayoría de ello prefieren estar en las calles y pagando sus «rentas» a sus líderes emana dos del PRI.
PARA EL ARCHIVO…
Pero los perredistas no se escapan de negociar los espacios públicos de los chalquenses, como lo hizo Ángel Aburto Monjardín, cuando fue síndico procurador de Chalco, quién junto con algunos dirigentes del mercado municipal, convirtieron el llamado desayunador -espacio público y del gobierno municipal- en un negocio particular, donde hoy hay negocios en un edificio de dos niveles.
Nadie sabe, nadie supo cómo se hizo esa negociación, todo se manejó de manera oculta, incluso, a quienes les pagan el derecho de usar ese espacio público.
Y antes de despedirme de ustedes, les recuerdos amigos lectores que Juan Manuel Carbajal, es un hombre vengativo que tiene amenazado a este reportero desde que se le púbico que golpeaba a su hermana y clausuró el negocio de su señora madre, por la disputa de unas propiedades en Tlalmanalco.
Ese caso está en la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México, que por cierto, no ha dado un veredicto, porque de alguna manera esa dependencia protege a «los hombres del sistema».
Sin embargo, como reportero estoy abierto a escuchar o recibir su versión del diputado federal del PRI, Juan Manuel Carbajal, sobre lo que escribo en esta columna de opinión.
Saludos a todos ustedes.