Prosperidad Compartida, la respuesta a la migración
Ya en alguna ocasión hablé de la bendición de tener hermanos, hoy quisiera compartirles lo que puede significar el lugar que ocupan, es decir, haber sido el primero no será igual que ser un hermano “sándwich” (el de en medio) o el “peque de la casa” (el más pequeño), pues independientemente de que cada uno tiene personalidad única y que la percepción que puedan tener hacia las mismas circunstancias también es diferente, haber nacido primero o al último es un elemento que puede marcar incluso la forma de percibir la vida.
Para explicar mejor lo anterior, comencemos por revisar algunos ejemplos: Los hermanos que tuvieron el “privilegio” de haber sido los primeros, regularmente son quienes son recibidos con mucha alegría y emoción, no digo que a los otros no, pero el esperar la llegada del primero implica en muchas ocasiones desde comprar todo por vez primera, es decir, a ese angelito le toca estrenar desde cuna, carriola, periquera (silla en la que comen), una cantidad enorme de ropa, alguna pensada “para cuando tenga un año”, juguetes, es más hay algunos papás primerizos que están tan emocionados que compran mamilas de todos tamaños, chupones para evitar cólicos de diferentes marcas, con muñequitos, en forma de animales, etc. y no sólo ellos, la familia completa suele estar a la expectativa de la llegada de ese pequeñito, haciéndose cómplice de cuanta cosa puedan procurarle.
Cuando no es el primero, tal vez el segundo, aún hay cierto entusiasmo similar al primero, sobre todo si había un niño y llega una niña o viceversa, puede ser que también le toque estrenar algunas cosas, ya la cuna quizás no, porque todavía sirve la de su hermanito, pero si es del mismo género, comienza un tipo pensamiento y cultura de “reciclaje” por parte de los padres, porque seguramente usará la ropa, muebles, juguetes que su hermanito vaya dejando. Mientras el niño está pequeño no hay problema, pero créanme que conforme va creciendo, esta práctica ya no le causará mucha gracia, incluso hay algunos niños que les ocasiona tal molestia que con tal de no reusar lo de su hermano, comienzan a destruir las cosas intencionalmente, con la esperanza de estrenar.
Lo anterior es sólo una pequeña muestra de lo que puede significar las cosas materiales, pero también hay otras circunstancias que si no se trabajan con cautela, podrían desencadenar hasta rivalidades entre los hermanos.
Por ejemplo, el ser hermano mayor, a veces es sinónimo de ir depositando en él una responsabilidad muy grande, ya que regularmente es con el que se experimentó la crianza, es al que se le cuida de todo, al que no se le deja comer cualquier cosa, al que se le revisa toda la noche para verificar que aún esté vivo, etc.
Cuando llega otro u otros hermanitos, ya se ha perdido el miedo a muchas cosas, pero este primer hermano comienza a llevar a cuestas la creencia de que tiene que ser el buen ejemplo para sus hermanos, y aunque no se le pida así, él regularmente crece pensando que debe cuidar de ellos, incluso cuando éstos ya son adultos.
No así los hermanos que siguen, por ejemplo, hablando de los más pequeños, conozco casos en los que ya tienen 30 años o más y siguen actuando como “los más chiquitos”, casi no se preocupan por los demás, porque siempre hubo quién se preocupara por ellos, incluso algunos creen que merecen todo. En cambio, los hermanitos “sándwich” (los de en medio), suelen ser más autónomos, dado que regularmente las miradas de los padres están más centradas; o en el más grande o en el más pequeño.
Y tú ¿qué lugar ocupas?
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