Balazos en el pie
¿Te ha pasado que cuando tienes más prisa, las filas avanzan más lento? Sólo por citar algunos ejemplos, piensa si has estado en alguna situación parecida: Un día pesado, mucho trabajo, se pasa tu hora de comer, por supuesto mueres de hambre, decides ir a la comida rápida para, según tú, tardar menos, llegas al lugar y parece que todos decidieron lo mismo que tú, pero ya estás ahí, te formas para comprar tu comida, y comienzas a sentir más hambre y justo cuando falta una persona para que te atiendan, esa persona está indecisa y se tarda.
O qué tal ésta: Vas a pagar un servicio y cuentas con muy poco tiempo para hacerlo, tomas tu turno y te das cuenta que la pantalla marca que faltan 50 turnos para que te toque. Una más, vas manejando, hubo un accidente y comienzan a avanzar los carros len-ta-men-te, de pronto ves que el carril contrario al que tú vienes avanza más rápido, en una de esas, después de muchos intentos logras colarte a esa fila, y como por arte de magia, o más bien un maleficio, automáticamente deja de avanzar y la fila que dejaste comienza a fluir.
Querido lector, no es que el universo haya confabulado en contra tuya, si te sirve de consuelo a todas las personas alguna vez nos ha sucedido, ya que en muchos momentos tenemos que hacer «fila» o como decimos en México «hacer cola», así pues, todos hemos sentido frustración por no ser atendidos con prontitud, pero es sólo cuestión de percepción por el estado emocional en el que se está.
Al respecto Richard Larson o el Dr. Fila, experto en estudios matemáticos sobre filas, en su estudio “Perspectives on queues: Social justice and the psychology of queuing”, aborda incluso otros aspectos como el sentido de justicia de quien está formado, porque hay personas que no respetan el lugar de los demás y se meten a la fila “¡hey, a la cola!”.
Dicho de otra manera, el cómo la pasemos en la fila depende de diferentes factores, el tipo de trámite que vamos a realizar, el tiempo con el que contamos para hacerlo, nuestro carácter, lo pacientes que seamos o no, y/o el nivel de tolerancia a la frustración que se tenga, “¿todo eso?”, así es, pero afortunadamente tiene remedio y depende de nosotros mismos.
Entonces ¿qué hacer para no sufrirlo? Procura organizar tus tiempos, pagos y trámites en la medida de lo posible. Puedes hacer acuerdos con tu familia, amigos o conocidos para turnarse o repartirse algunos. Aprovecha las tecnologías y realiza todos los pagos que puedas por esa vía, es muy fácil y cómodo.
Si sabes que te vas a tardar, lleva algo qué leer. Si vas a salir a carretera o estarás manejando por la ciudad, prevé ir al baño antes de partir, traer siempre contigo una botella pequeña de agua, así como la posibilidad de escuchar música.
Relajar el pensamiento es de gran ayuda para reducir los niveles de ansiedad que, finalmente, son los culpables de que nos parezca que el tiempo no avanza y por consecuencia magnifiquemos el momento de espera.
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