Balazos en el pie
Lucas, a veces me pregunto: ¿tiene significado recordar una fecha? Por ejemplo, un día como hoy que nació Emiliano Zapata.
-Yo diría que sí, los referentes son los que sostienen la voluntad. Me preguntarás de Don Emiliano y mis neuronas dejan de estar en huelga, te digo, el inventor de la frase “la tierra es de quien la trabaja”, ese, el revolucionario errante, el novio de la Pachamama, Tonantzin, madre naturaleza, el único que es alebrije en el horóscopo chino, el hijo predilecto de Cuautemoc, el descorazonado del sur, el libertador de las raíces.
– Lucas, ¿usted supo de Zapata, allá por el sur del sur en el cono sur, desde que era niño?
-Claro, che, cómo no iba a saber de Don Emiliano, el que salió a defender a los Quienes, en un Cuándo, y supo Cómo Dónde y Por Qué, el primero que empezó a llamar al campesino, al indio por sus nombres: Dignidad, Honradez, Historia, el de los evangelios con profecías que debemos cumplir, el que le puso el punto a las íes de una esperanza nacional y latinoamericana, y me lo dejaron morir, en su primera muerte.
-La verdad maestro Lucas, es que acá en México, desde lo oficial, lo tienen bastante olvidado, son los que continúan las premisas de los que lo asesinaron.
-Sí, es así, nada ha terminado, digo, yo uno como tantos de estas tierras nuestras olvidadas, exijo saber dónde están los hombres y las mujeres que levantaron en brazos a Zapata, Don Emiliano, para que vuelva con otros mensajes de la tierra profunda y siga cabalgando en toda la resistencia por la vida, en cualquiera de los mundos de este mundo; quiero saber dónde está el valiente ahora, ya que me lo dejaron morir a usté Don Emiliano en su primera muerte y no quiero otra, con esa tenemos suficiente, si viene otra, esa no va a tener fondo, porque hay muertes que no tienen fondo, el gran secreto de la vida: morir habemus todos, nos vamos al tacho, todos, para acabar pronto, pero ahora estamos vivitos y coleando, ¿para qué? para vivir, hermano, para vivir cabalgando.
-Sí, Don Lucas, así de difícil está la realidad, ha cambiado para peor.
-No te derrumbes muchacho, porque Don Emiliano anda por todos lados, hoy más que nunca y el otro día en un sueño me habló: Che Lucas, manito, ¿cuándo vas a escribir de mí? Me dijo: los obreros, los estudiantes, los campesinos, los indios de todas partes del mundo, tienen recuerdos de mí, los que hacen sumas con los dedos y les sobran para contar la miseria que ganan.
-Claro maestro, yo también creo que Zapata vive en cualquier sueño, en cualquier lucha por la dignidad humana.
-Por eso te digo che, me lo dejaron morir en su primera muerte, a mi cuate mayor de la Revolución, me lo dejaron morir, fumaba cigarros macerados por él mismo en un jarro de mezcal, el humo lo seguía a todas partes, parecía un hombre envuelto en vuelos, y qué gran vuelo por todos nosotros, el de hacer la Revolución. Sumaba con los dedos y no sabía leer, era un motivo más para que luchara por poner a México en una vida de justicia, montaba un semental plateado, dócil como el agua de lluvia, estaban hechos el uno para el otro, hasta que la traición lo rodeó en Chinameca, lo cercó con el ejército, la marina, los sicarios, la PGR, los vendepatrias, los cazadores de puestos, los políticos retrógradas, contaron hasta tres y comenzaron a disparar todos al mismo tiempo y siguen disparando y no sólo ellos lo mataron, sino los que lo dejaron morir, los que hoy lo dejan morir en esa su primera muerte, todavía anda su caballo penando por ahí, el caballo de Zapata es el único que no lo dejó morir ¡Ay México lindo y querido, a mi Zapata Emiliano me lo dejaron morir, en esa su primera muerte! (P.S.A.)