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MÉXICO, DF, 16 de enero de 2015.- Una botella de refresco, todavía con etiqueta, sustituye el envase de oxígeno de una paciente internada en la Clínica 25 del IMSS, en Iztapalapa; además, en el Hospital Regional 2, del mismo instituto, colocaron un pizarrón para señalar el material faltante.
De acuerdo con información que publica Reforma, las carencias en los insumos son tan habituales que el personal del Hospital General de México, que depende de la Ssa, tiene que invertir recursos propios en termómetros y baumanómetros.
«¿Qué hace una enfermera de ortopedia y traumatología sin algo tan básico como vendas?», reprocha una trabajadora del nosocomio.
En el ISSSTE, la queja de las enfermeras es similar; “tratamos de hacerlos funcionar (los baumanómetros), de improvisar, porque no nos dan el material con frecuencia. No nos dan el equipo que requerimos. Se usan así unas semanas, unos meses, pero llega un momento en que ya no sirven”.
Las enfermeras que protestaron el pasado 6 de enero por la exigencia de que se reconozca su profesionalización en todo el sector salud, lamentan la falta de material para laborar, además de la sobrecarga de trabajo y los bajos sueldos.
Una auxiliar de enfermería de la Clínica de Medicina Familiar Xochimilco del ISSSTE, que prefirió omitir su nombre, con licenciatura y 17 años de antigüedad, tiene un sueldo base de tres mil 636 pesos quincenales, según se observa en su recibo de ingresos.
Además de su sueldo base, recibe bonos y compensaciones. Pero después de restar los impuestos, los seguros y los préstamos, hay quincenas en las que percibe poco más de dos mil pesos.
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