Balazos en el pie
¿Eruviel preocupado por los más de 80 mil jóvenes que asistirían al Hell and Heaven Metal Fest 2014? ¿Por su seguridad? y ¿qué pasa con los 14 millones de mexiquenses? ¿No le preocupa que a diario, a todas horas, delincuentes asesinen y roben? ¿No los ve ni siente el dolor de las familias cuando pierden a un ser querido en manos de la delincuencia?
Si en verdad le preocupa la seguridad, ¿por qué no ha puesto el ejemplo? Ya fue dos veces alcalde de Ecatepec y ahora gobernador, pero no da una en materia de seguridad pública. Ni una.
Ahora nos sale con que repentinamente se acordó de que «es riesgoso» tener un festival con rock metalero en un municipio en donde el PRI no es gobierno y cuya alcaldesa quiso llevar un buen espectáculo para miles de jóvenes, con miras a que en los próximos años se mejoren los conciertos con beneficio para comerciantes, hoteleros, restaurantes, turismo, es decir consumo y servicios, dinero y bonanza para Texcoco.
El plan de Delfina Gómez, alcaldesa de Texcoco, y los empresarios Live Talent era que si este año tenían éxito -y lo iban a tener como se veía-, en el otro se esperaría a más jóvenes de diferentes partes del mundo para que cada año hubiera ingreso para los prestadores de servicio de Texcoco y sus alrededores.
El festival estaba perfectamente diseñado. Ya había ganancias para los hoteleros que tenían el 100 por ciento de cupo; los restauranteros también se estaban preparando para recibir a los visitantes e incluso los asistentes extranjeros ya tenían reservados sus boletos de avión para estar presentes el 15 y 16 de marzo en Texcoco.
Pero todo ese derrame económico para la zona texcocana se esfumó por la repentina orden de Eruviel de cancelar el festival a como diera lugar.
Sus motivos no son la seguridad de los asistentes, claro que no, sus intereses fueron más allá.
Pero veamos: Eruviel atrajo como justificación de su arbitrario acto contra la alcaldesa de Texcoco y los organizadores, la tragedia que ocurrió en el 2010, donde hubo 21 muertos y 900 heridos durante una avalancha humana en Love Parade, Alemania (pueblo de Duisburgo).
Se asustó. Le dio miedo que algo así ocurriera en Texcoco (pero no se asusta con las ejecuciones casi diarias del crimen organizado). Y ordenó lo que ordenó.
Pero hay una enorme, pero enorme diferencia de lo que ocurrió en Love Parade y el festival de rock metalero que se programó en la Feria Internacional del Caballo en Texcoco y de los otros tres que se realizaron en la ciudad de Guadalajara.
Eruviel le tiene miedo a que se pierda el control de unos 80 mil jóvenes que se concentrarían durante los 15 y 16 de marzo en el recinto ferial de Texcoco y que se registre una tragedia similar a Love Parade, Alemania.
Pero en los tres festivales que se realizaron con anterioridad en la ciudad de Guadalajara desde que nació en el 2010, no se hubo algún incidente, aunque hay que establecer que la cantidad de jóvenes varió de 15 mil a 30 mil hasta el 2013.
Ahora se esperaba una asistencia de 80 mil muchachos en Texcoco, claro, casi el triple de la que acudió en la ciudad de Guadalajara. El ayuntamiento, los organizadores y la SSC, así como funcionarios del gobierno del Estado de México, habían acordado las medidas de seguridad, sin mayores problemas.
Eruviel «vio riesgos» y citó la tragedia de Love Parade. Pero la diferencia es que en ese festival, -por cierto de música electrónica-, asistieron un millón 500 mil jóvenes y el error fatal fue que se quedaron atorados en un túnel, donde se formó una avalancha humana y murieron 21 personas por apachurramientos y asfixia.
En Texcoco no hay túneles y se ha comprobado que tan solo en dos días la Feria del Caballo recibe más de 50 mil personas y jamás se suscitó algún percance masivo. Además, los organizadores rentaron terrenos aledaños, contrataron a mil 500 policías privados y se había acordado contar con la policía federal, estatal y municipal, así como personal de Protección Civil para los dos días del festival.
Todo iba viento en popa. Estaban felices tanto organizadores como autoridades municipales y miles de jóvenes con el deseo de asistir a Texcoco, hasta que Eruviel decidió romperles su sueño.
Pero además, Eruviel no pensó como visionario en materia turística como tanto pregona, sino en hacer un daño moral y económico a Texcoco, a su administración, a los organizadores del festival y a los prestadores de servicios turísticos.
Él, como gobernador, hubiera tenido la iniciativa de tomar las riendas del festival, como máxima autoridad del Estado de México y ayudar para que se cumplieran las medidas de seguridad para los miles de jóvenes asistentes.
Tenía todo, personal, especialistas, corporaciones policíacas para que se cumpliera con los estándares en seguridad y protección civil como lo exigen las normas internacionales, pero no, en vez de eso prefirió enviar a la policía para bloquear todo acceso a las instalaciones para que los organizadores y el ayuntamiento de Texcoco no resolvieran las supuestas fallas de seguridad.
Y como se dijo en la columna anterior, «se montó en su macho» para impedir a toda costa ese festival, el primero en América Latina en rock metalero.
Ahora, los organizadores se irán «con su fiesta» a otra parte, decepcionados por la actitud represiva de Eruviel Ávila Villegas, que tampoco dio opciones para que el festival se realizara en otro punto del Estado de México.
En sí, Eruviel tiró al bote de la basura uno de los proyectos más ambiciosos para atraer turismo al Estado de México, porque vendrían aficionados a la música metalera de diferentes países y, al margen del festival, también podría representar una derrama económica en la zona arqueológica de Teotihuacán, San Martín de las Pirámides, los parques recreativos de Ixtapaluca o Amecameca, por decir de algunos.
Y por qué no decirlo, los jóvenes aficionados al rock metalero serían los mejores mensajeros y promotores del Estado de México, porque la mayoría son ciudadanos cultos, profesionistas o trabajadores que invierten y gastan para darse esos gustos de seguir a sus bandas preferidas.
A cuatro días de que se negara la realización de este festival por inseguro, en bares de Los Reyes La Paz y Chicoloapan irrumpen comandos armados para disparar contra los clientes, perdiendo la vida seis personas y días antes ya había ocurrido lo mismo en Nezahualcóyotl. Entonces preguntamos al gobernador, ¿esto es dar garantías de seguridad?…