Balazos en el pie
Según un estudio científico publicado este mes por la revista Oikos, del Instituto de Ecología de la UNAM, las actuales autoridades federales emplearon “información incorrecta” para justificar el cambio de estatus legal del Nevado de Toluca de ‘Parque Nacional’ a ‘Área de Protección de Flora y Fauna’, medida con la cual quedaron autorizadas distintas actividades productivas hasta entonces prohibidas en esta zona forestal, especialmente la tala, la ganadería y la agricultura.
Según información de Animal Político, el estudio publicado por Oikos destaca los documentos técnicos elaborados por el gobierno federal para justificar la recategorización de esta zona forestal incurren en “vacíos de información” que ocultan la efectiva conservación que ,durante los últimos 40 años, se logró en la mitad de la zona boscosa del Nevado de Toluca, gracias a su anterior estatus legal de Parque Nacional, comprendida por bosques de oyamel y encino, los cuales, junto a los bosques de pino, ahora pueden ser talados legalmente en esta región del Estado de México.
Realizado por siete académicos expertos en biología y gestión ambiental, integrantes del Grupo de Científicos de la Faja Transvolcánica Mexicana, el estudio divulgado por el Instituto de Ecología de la UNAM destaca: “Hemos descubierto que (…) el Estudio Previo Justificativo (para la recategorización del Nevado de Toluca) y el borrador del Programa de Manejo (que actualmente se encuentra en fase de consulta pública, ambos documentos elaborados por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas) están llenos de información incorrecta. Por ejemplo, continuamente se refieren a una tasa de deforestación de 156 hectáreas por año, el cual es un dato erróneo, que no existe en la bibliografía citada (por las autoridades)”.
Este grupo de científicos llegó a tal conclusión, tras realizar una revisión a la misma base documental empleada por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, para descubrir que actualmente la tasa de deforestación del Nevado de Toluca es “muy baja”, ya que del año 1972 al 2000 la pérdida de espacio forestal ha sido de 8.2 hectáreas por año (y no de 156 hectáreas, como afirman las autoridades).
De 2000 a la fecha, esta tasa “muy baja” no ha variado, tal como comprobaron los autores del estudio, al analizar información satelital actualizada y luego de realizar verificaciones de campo.
La diferencia entre un dato y el otro es significativa: Según la información difundida por las autoridades federales, el Nevado de Toluca pierde una masa forestal equivalente al bosque de Chapultepec cada cuatro años; sin embargo, según las evidencias del grupo de expertos de la UNAM y otras casas de estudio nacionales y extranjeras, la tasa real de deforestación equivale a la pérdida de un bosque de Chapultepec cada 80 años.
El estudio académico no niega que el Nevado de Toluca padece deforestación, pero revela que ésta es 95% menor a la reportada por las autoridades. Y la alta deforestación, cabe subrayar, fue el principal argumento del gobierno federal para dar por fracasado el esquema de Parque Nacional en esta zona forestal y para justificar su recategorización como Área de Protección de Flora y Fauna, la cual autoriza aquellas prácticas que diezmaron ambientalmente la región: la tala, la ganadería y la agricultura.
Primero el pino… ahora, el oyamel y el encino
Además de que las autoridades federales falsearon información para exagerar la tasa de deforestación anual, el artículo científico publicado por Oikos revela que los estudios técnicos en los que se sustentó la recategorización del Nevado, así como su Plan de Manejo ambiental y productivo, “tienen vacíos de información” que ocultan los resultados positivos alcanzados por el anterior régimen de Parque Nacional –otorgado en 1936 por el entonces presidente Lázaro Cárdenas–, particularmente en la conservación de los bosques de oyamel y encino.
Según el artículo académico, desde hace 40 años, alrededor de 70% del territorio que abarca el Nevado de Toluca es ocupado por bosques. De esta zona boscosa, la mitad es ocupada por pinos, la especie más apreciada por los talamontes de la región, razón por la cual los bosques de pino pasaron en estas cuatro décadas de “densos” a “semidensos”.
Por otro lado, destacan los expertos, en la otra mitad del suelo boscoso del Nevado de Toluca, ocupada por bosques de oyamel y encino, sí se logró una conservación efectiva a partir de los años 70, por lo cual conservan hasta la fecha su alta densidad, un dato que la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas pasó por alto.
De esta forma, señala el grupo de científicos, se puede concluir que “la figura de Parque Nacional protegió exitosamente los bosques de oyamel y de encino, por lo menos desde los años 70 y hasta la fecha”, y aunque los bosques de pino han disminuido su densidad como resultado de la tala ilegal, lo que se requiere para su recuperación, aseguraron los expertos, es “favorecer la regeneración y disminuir la tala”, en vez de legalizarla, como hizo el presidente Enrique Peña Nieto con el decreto del 1 de octubre de 2013.
Otro dato ocultado por las actuales autoridades federales es que, desde 1972 a la fecha, se logró que el área abierta a la agricultura y a usos no forestales en el Nevado de Toluca no aumentara y, de hecho, registró una disminución de 3.9%.
“El cambio radical del uso de suelo –se subraya–, y que deforestó 8 mil 300 hectáreas, ocurrió antes de 1972, y del 2000 al 2012 tampoco se abrieron nuevas extensiones de bosque a la agricultura”, por lo cual, “desde hace 40 años el cambio de uso de suelo ya no es una amenaza (y) es importante recalcar esto, pues la apertura de zonas agrícolas dentro del área natural protegida ha sido manejada como un argumento para justificar su recategorización”.
El reino del revés…
Al ser declarado en 1936 como Parque Nacional, por el entonces presidente Lázaro Cárdenas, el Nevado de Toluca obtuvo, al menos legalmente, una estricta protección de sus recursos naturales, cuya explotación quedó desde entonces prohibida, salvo por una breve franja en la que (en 1937) el mismo Cárdenas autorizó la explotación forestal controlada para beneficio de los habitantes.
Estas prohibiciones, sin embargo, nunca fueron acatadas por los pobladores ni hechas cumplir por la autoridad, por lo que la ganadería, la agricultura, la minería y la tala comercial vinieron desarrollándose, desde entonces, de forma ilegal, pero abierta, sin ocultarse a nadie.
Paradójicamente, para contrarrestar el deterioro que estas actividades productivas acarrearon al Nevado de Toluca, el actual presidente de la República, Enrique Peña Nieto, presentó en octubre del año pasado un plan oficial radicalmente distinto al de Lázaro Cárdenas: en vez de aplicar las prohibiciones decretadas en 1936 y nunca hechas cumplir por la autoridad, había mejor que eliminar dichas prohibiciones y autorizar todas esas actividades que, de origen, degradaron la zona.
Sin embargo, consideró el grupo de especialistas en biología y gestión ambiental, este plan gubernamental “no está diseñado para favorecer la conservación de su biodiversidad y la restauración de los bosques que se encuentran degradados (en el Nevado de Toluca), sino que favorece que los bosques que sí están conservados sean abiertos a la explotación forestal”.
Y es que, destacan, con la decisión de Peña Nieto no sólo se continuará la tala de los bosques de pino, preferidos por los talamontes, sino que ahora se les invita a talar los bosques de oyamel y encino que habían logrado mantenerse a salvo de la industria maderera, lo cual “pone en riesgo lo que la figura de Parque Nacional había logrado proteger”.
Las autoridades, denuncia el estudio, “utilizan como dato el que los bosques densos de pino pasaron a semidensos o fragmentados en 41% de su área, pero esto no justifica abrir los bosques de oyamel y encino (a la explotación comercial)”.
Además, insisten los expertos, el modelo planteado por el gobierno federal puede efectivamente facilitar la “permanencia” de la cobertura boscosa, pero “el hecho de que tenga fines comerciales no favorece que se conserve la diversidad genética de las especies forestales”, por lo cual, concluyeron, “realizar aprovechamiento forestal en casi toda la extensión de los bosques del Nevado de Toluca no es congruente con los objetivos de conservación de un área natural protegida”.
Cabe destacar que, para conocer la postura de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas en torno a estos señalamientos formulados por científicos expertos en la Faja Tansvolcánica Mexicana (de la cual forma parte el Nevado de Toluca), Animal Político solicitó una entrevista formal con algún representante de esta institución, dependiente de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales. Sin embargo, tal petición fue ignorada por las autoridades correspondientes.
Epílogo: Juez y parte…
En la misma edición de la revista Oikos del Instituto de Ecología de la UNAM se incluye un segundo artículo relacionado con la recategorización del Nevado de Toluca, elaborado por el doctor Gerardo Cevallos, quien en 2011 fue contratado por el gobierno del Estado de México (entonces encabezado por el hoy presidente Enrique Peña Nieto) para realizar un primer documento que justificara la legalización de actividades productivas en esta reserva natural. Ceballos, además, participó en la elaboración del documento final con el que se concretó la recategorización y que fue presentado por el gobierno federal en enero de 2013, ya con Peña Nieto a la cabeza.
En su artículo, Ceballos acusa que las críticas al cambio de categoría del Nevado se deben a “desconocimiento del tema” así como a “cuestionamientos políticos de la más diversa índole” e insiste en que “al igual que la mayoría de los parques nacionales, el Nevado de Toluca nació moribundo“, por ello, “el nuevo decreto (del presidente Peña Nieto) es una acción que privilegia la conservación ambiental con la justicia social”.
Contradictoriamente, Ceballos reconoce párrafos más adelante que “el cambio de categoría y el plan de manejo no son la panacea para evitar el deterioro del Nevado de Toluca”, sino que se trata sólo de “marcos de referencia legal fundamental”.
Ceballos, además, adelanta que “resolver la situación en la que se encuentran otros parques nacionales de México, similar a la del Nevado de Toluca, debe ser una prioridad de este sexenio“, para lo cual insta a modificar la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente, a fin de “permitir actividades productivas”.
Cabe destacar que hasta la fecha más de 32 mil personas han suscrito la petición de devolver al Nevado de Toluca su calidad de Parque Nacional.