Balazos en el pie
Es triste pero se tiene que hablar de este feminicidio que aún no puede resolver la Procuraduría General de Justicia del Estado de México (PGJEM) a pesar de que tiene el nombre, datos precisos y fotos del sujeto que secuestró y después ahorcó a Janneth Virginia Tapia Chavero, en un cuarto del municipio de Los Reyes la Paz.
Esta historia se remonta al 24 de mayo del 2013. Janneth era una mujer treintañera y trabajadora, pues tenía un puesto de celulares en la avenida Ermita Iztapalapa, en la delegación Iztapalapa del Distrito Federal.
Días antes le había comentado a un familiar que un vendedor de paletas y chocolates, de nombre José Alberto, que estaba frente a su puesto, le daba miedo por la forma en que la miraba y, además, la buscaba constantemente.
Ese fue el primer dato del presunto asesino que acabó con la vida de Janneth y dejó en la orfandad a una niña de cuatro años, además de dolor a su pareja y familiares.
Pero la familia ni se imaginaba la tragedia en la que iban a vivir hasta el 24 de mayo del año pasado, cuando desapareció Janneth, sin dejar rastro. Su pareja la llamó a su celular y contestó una persona que se dijo llamar «Beto» y colgó para no volver a responder a las llamadas.
Este fue el segundo dato que se obtuvo para seguir la línea de investigación y dar con él o los criminales de esta indefensa mujer.
Sin embargo, lo que más molestó a la familia de Janneth era que en el interior del cuarto en que fue encontrado el cuerpo de la mujer, amordazada y con visibles huellas de ahorcamiento (su asesino u asesinos usaron un lazo) encontraron credencial de elector, acta de nacimiento y otros documentos a nombre de José Alberto Robles Hidalgo, pero se tardaron seis meses, seis largos meses, para emitir la orden de aprehensión.
Además, otra evidencia, José Alberto Robles Hidalgo era el que pagaba la renta del cuarto donde vivía y estaban todas las evidencias necesarias para detener de forma inmediata a este presunto feminicida.
En el interior, sobre una mesa, había tres tazas color café y una bolsa de pan con dos piezas, lo que nos quiere decir que aparte de José Alberto, pudo haber una o más personas involucradas en el secuestro de Janneth.
Es posible que haya secuestrado a Janneth para pedir rescate, ya que ella estaba vendada de los ojos con cinta canela para que no identificara a su captor o captores, además, de que estaba vestida y llevaba sus zapatos, al momento de ser encontrada en el interior del cuarto.
Sin embargo, algo se salió de control. La familia nunca recibió una sola llamada para exigir el pago de algún rescate. Y no se habla o se tiene pruebas de abuso sexual hacia ella.
Otro dato que tiene la policía investigadora es que el auto de Janneth, una Jetta color gris placas 438 XJH del Distrito Federal, fue encontrado volcado sobre la carretera México-Cuautla, a la altura del municipio de Tlalmanalco, donde la policía federal tuvo el testimonio de que sólo un hombre había salido del vehículo para huir.
Por la tardanza en que la PGJEM emitiera la orden de aprehensión, José Alberto pudo huir y ahora su madre asegura que ya falleció pero sin presentar alguna evidencia como el acta de defunción o documentos que prueben que estuvo internado en algún hospital o en el forense.
Admás, ¿dónde está su tumba? o ¿acaso lo cremaron? Lo que sea, debe de haber un documento que lo pruebe, de lo contrario sigue siendo un fugitivo de la justicia mexiquense.
Lo que le pido al procurador Miguel Ángel Contreras Nieto, es que le dé un poco de tranquilidad a la familia de Janneth, verificar si efectivamente el supuesto asesino ya está muerto o se le sigue buscando por el delito de feminicidio.
Con esta acción, el padre, hermanas, pareja e hija de Janneth pueden confiar en que sí se hace justicia en el Estado de México.
¿También se le olvidó de la niña desaparecida en Ixtapaluca?
Por otro lado, también el procurador Contreras Nieto tiene pendiente informar sobre si el cadáver de una pequeña encontrado el pasado 22 de enero en un predio de la colonia Rey Izcoatl corresponde a Karla Esmeralda Pacheco Pérez, de siete años de edad, ya que aún no confirman o retiran la Alerta AMBER que se hizo para buscarla.
Está pendiente la localización de su asesino que puede ser una persona conocida, ya que el cuerpo de la pequeña se encontró muy cerca de su casa y del lugar que se reportó su desaparición.
Karla Esmeralda, según la Alerta Amber que dio la PGJEM, salió para acompañar a su hermano el pasado 7 de enero, pero ya no regresó.
En este caso también el o los asesinos andan sueltos en Ixtapaluca.
Otra desaparecida en Ixtapaluca
Se tuvo que utilizar perros adiestrados de la policía para buscar en el fraccionamiento El Carmen a Paola Sarai Torres Servin, de 17 años, cuyos familiares y amigos bloquearon el bulevar Cuauhtémoc el pasado 29 de enero para exigir la intervención de la PGJEM para su localización, pero nada. Su rastro se perdió.
Los perros siguieron el rastro hasta la carretera federal México-Puebla y ahí, pudo haber subido a un vehículo (particular o público) de forma voluntaria o forzada.