Libros de ayer y hoy
En más de una ocasión hemos escuchado a los hombres quejarse de las mujeres, sobre todo cuando la relación ya está en un momento tal de confianza en el que “lo que quiera mi reina”; “lo que tú digas, mi amor”; “sí, mi vida, como tú decidas está bien“; “eres mi mundo” y “sin ti no puedo vivir”, comienzan a convertirse en “otra vez con lo mismo”; “¿ahora qué quieres?”; “estás loca, tú y tus celos”; “ya no te soporto”; “te pareces a tu madre” y muchas otras frases típicas que siento decirles, queridos lectores, todas las parejas en algún momento utilizan pero como dicen por ahí: mal de muchos…
¿Por qué existen frases típicas?, ¿cuáles son las actitudes comunes que los llevan a recurrir a éstas casi todos aquellos que tienen una relación?
El problema debería ser muy sencillo, ya que se podría hacer un listado o más bien un pequeño o gran libro de respuestas típicas de las parejas ante comportamientos ¿“típicos”?
Queridos lectores, esto no es una broma, estas respuestas típicas efectivamente corresponden a actitudes similares.
Por ejemplo, ese “lo que quiera mi reina” al principio de la relación todo era poco para brindarle a ella, pero la “reina” nunca se cansa de pedir cosas de la pareja, puede suceder que llegue el momento que el “rey” ya no pueda solventar o cumplir todo lo que ella pide, más ella no se da cuenta de que es muy demandante y el estímulo (su voz, por ejemplo) ya no produce una respuesta positiva, por el contrario se convierte en un “¿ahora qué quieres?”.
O ésta otra: “sin ti no puedo vivir”, entonces comienza a llenar todos los momentos con su presencia, sin dejar uno solo para que la pareja pueda hacer sus cosas, se le aparece en el trabajo, en la escuela, va saliendo de casa y está en la esquina, le llama a todas horas, se convierte en su sombra, de pronto un día él dice: “ya no te soporto”, “me asfixias”.
También se pueden observar estas frases típicas cuando las mujeres en ese afán de querer cuidar tanto, comienzan a ser enfadosas porque ese rol de pareja comienza a parecerse más bien a un rol de mamá, “tómate la medicina”; “come bien”; “deberías hacer más ejercicio”; “esos amigos tuyos no me gustan”; “ya no fumes”; “deberías pedirle un aumento a tu jefe”, etc. Hay siempre una mejor forma de decirlo.
Otra frase acompañada de su actitud típica es “tenemos que hablar”, si no se tiene el cuidado de hacerlo en el momento adecuado, seguramente la respuesta será también típica: “¿ahora qué hice?”, “¡ya vas de nuevo con tus reclamos!”.
Una de las cosas que quizás se lleve el premio a las actitudes típicas es cuando se reclama a la otra parte no haber sido exitoso o el mejor proveedor, “porque ya bien me decía mi madre…”.
Queridas amigas, estas actitudes y frases típicas ya fueron probadas por muchas parejas a través de la historia y los resultados siempre fueron negativos; problemas, reclamos, rupturas.
La confianza y el conocimiento que hay con el paso del tiempo sobre la pareja debieran dar los elementos necesarios para crecer juntos y disfrutar más de la relación. Todas las personas crecen y maduran, junto con ellas también su relación de pareja.
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