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TOLUCA, Edomex., 6 de septiembre de 2014.- Más de la tercera parte de la población mundial habita en construcciones de tierra, por lo que este material sigue siendo preponderante y seguirá siendo parte del paisaje cotidiano de los diferentes países en el planeta, señalaron los académicos de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), Ramón Gutiérrez Martínez y José Antonio Gutiérrez Ortega.
Al hablar de la vivienda de tierra, los especialistas universitarios indicaron que el reciente interés por las formas y técnicas tradicionales de la arquitectura humana no es nostalgia; potencialmente, es una de las fuertes alternativas de las que pueden surgir las respuestas para dar albergue a millones de seres humanos en el mundo futuro, en un mundo en el que paradójicamente, la tradición ofrece más posibilidades que la alta tecnología.
Reconocieron que el porcentaje de población humana que se encuentra hoy en día fuera de la modernidad es considerable. Las comunidades primitivas y tradicionales, así como grupos populares del tercer mundo están ahí, con su inmenso y rico bagaje cultural, señala un comunicado.
Cuando se construye con tierra, destacaron, se es consciente de muchos de los principios que se combinan para crear una construcción natural, se trabaja para incorporar en su estructura la mayor cantidad de elementos naturales y estos se convierten en recubrimientos exteriores de nuestro ser interior.
La cultura materialista, puntualizaron, ha hecho que las casas y construcciones reflejen un estatus social, contando en ellos los materiales utilizados, sin importar que estos dependan de avances tecnológicos que no son amigables con el medio ambiente.
La concepción de la construcción con tierra, enfatizaron Ramón Gutiérrez Martínez y José Antonio Gutiérrez Ortega, se basa en la filosofía de integración y armonía entre el habitante y el medio ambiente, cada uno en paz consigo mismo y los demás.
La responsabilidad de este logro, dijeron, no depende de la acción gubernamental o de algunos grupos ecologistas. Todos tienen la responsabilidad y capacidad de crear el mundo y desde la arquitectura, construirlo a partir del compromiso de lo humano, de lo racional y de lo artístico, estableciendo un abanico de posibilidades que respeten la convivencia entre la interacción humana y el ambiente.