Balazos en el pie
Nunca como antes en el municipio de Juchitepec se había celebrado un cierre de carnaval como el ocurrido el martes, donde tal festejo resultó deprimente por la gran cantidad de bebidas embriagantes que se vendían por todos lados y que tuvo como consecuencia que el municipio en su totalidad se convirtiera en una gigante cantina debido a que en las calles, en la plaza en las tiendas de abarrotes, literariamente por donde quiera se vendía y consumía alcohol de una manera desmedida pues se veía a la gente tomar sus bebidas embriagantes con exageración.
La situación fue doblemente lamentable porque en su mayoría eran jóvenes los que se emborrachaban como si en minutos hubieran querido ahogarse en sus penas o tal vez en su alegría de disfrutar un carnaval, bailando en las calles todo el día y como hacía un sol quemante, las cervezas, el tequila, las micheladas, los curados de pulque, los cocteles de frutas y semillas se bebían como agua de manantial y ya para las horas de la tarde, se veían decenas de borrachos en la plaza que no dejaban de beber, pero además la insalubridad estaba a la orden del día porque algunos jovencitos que no están acostumbrados a tanta embriaguez se quedaban tirados en las banquetas y por supuesto las calles eran convertidas en sanitarios al aire libre en donde los varones sin ningún recato ni respeto a las mujeres iban a hacer sus necesidades fisiológicas.
Cuando empezó el desfile y las autoridades del ayuntamiento entregaban los reconocimientos a las comparsas, la plaza Bicentenario estaba repleta de jóvenes que seguían su rutina tomando e ingiriendo más alcohol y donde conseguir bebidas no era el problema porque en toda la plaza había puestos ambulantes y en triciclos donde se les vendía de todo.
La gente adulta se admiraba de tanta embriaguez pero nada se podía hacer pues finalmente los vendedores de bebidas ya tenían sus permisos y tenían que hacer su agosto, ya que no tuvieron restricción alguna para vender sus productos que son dañinos para la salud.
El carnaval de Juchitepec es sin lugar a dudas uno de los más bellos y representativos de la región y tiene sus orígenes culturales adoptados de los trajes del chinelo que es una tradición original del vecino estado de Morelos, específicamente del pueblo de Tepoztlán de donde fue creado el chinelo como tal.
La gente de Juchitepec una vez que adoptó la tradición le dio impulso a su carnaval, muy a su estilo, esto ocurrió desde hace más de 50 años pues las comparsas más antiguas datan de décadas y más comparsas fueron surgiendo a través de los años, a la fecha son 11, siendo muy peculiares
las más recientes que no portan trajes de chinelo sino de travestis que enloquecen más a la gente por la extravagancia de los varones de todas las edades que salen con vestimentas de mujer.
Y bueno, todo lo del carnaval está muy bien dice la gente menos el espectáculo de los borrachos que arruinan la fiesta con las riñas que también se presentan dejando como saldo, galeras repletas de jóvenes que al calor de la bebida provocan riñas y los más violentos son remitidos a la cárcel municipal por unas horas o se les deja salir si pagan multa. Por cierto el martes solo 8 policías vigilaban el orden y es posible que las autoridades hayan estado confiadas en que ahora la Base de Operación Mixta con el ejército y las policías, resuelvan cuestiones mayores si se llegasen a presentar.
Por otra parte, se dice que las autoridades no se interesan en restringir la venta de bebidas alcohólicas durante el carnaval para no enfrentar a la gente que se opondría a que le quiten sus costumbres y tradiciones, pero los excesos son malos y hasta los propios padres de familia incurren en ello porque dejan a sus hijos a que se ahoguen con tanta bebida y luego nadie se ocupa de levantar a los briagos que quedan tirados en las calles intoxicados por la borrachera.
Ojalá que las autoridades municipales de Juchitepec hagan algo para que la juventud sea más controlada durante el carnaval y para eso se tiene que trabajar mucho con los organizadores de la fiesta carnavalesca, aplicando verdaderamente la ley sobre la venta y consumo de bebidas etílicas, y con acciones de prevención sobre el alcoholismo y sus consecuencias, no hay que esperar que cada año en vez de disfrutar un buen carnaval, se llegue al libertinaje y la descomposición social.