Balazos en el pie
Rescatando al Comisionado Castillo
Como en una película de Steven Spielberg, en los últimos dos días, el gobierno federal ha montado un operativo mediático y político de proporciones respetables para rescatar… ¡al Comisionado Alfredo Castillo!
El mismo parece ser el Rambo mexiquense, al que mandan siempre a la zona de conflicto, el enamorado de las cámaras de televisión y de los micrófonos, tanto que los metió a una reunión privada para que fueran testigos de sus hazañas, incluso a puertas cerradas.
El objetivo, claro, no es regresarlo con su familia, sino recuperar la autoridad moral perdida para que siga ejerciendo como gobernador de facto de Michoacán, porque Fausto Vallejo, a pesar de rendir mañana su informe, no convoca ni a sus nietos, como diría el clásico.
Pero, ¿por qué rescatarlo? ¿Por qué exponer el prestigio de algunos funcionarios y del gobierno por Castillo, incluido el propio secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong? Dos razones posibles:
Una: porque Alfredo Castillo parece tener mayor peso que cualquiera en la balanza de los afectos del presidente Enrique Peña Nieto.
Así lo sugiere el despliegue en medios, el peso de los legisladores y el nivel de los funcionarios que han salido a defenderlo después de que se reunió con el supuesto lugarteniente del cártel de los Valencia, Juan José Álvarez El Abuelo, vinculado también al chino Zhenli Ye Gon y a Nemesio Oseguera, “El Mencho”, capo del cártel Nueva Generación de Jalisco.
Dos: porque es el único al que verdaderamente le tiene confianza.
Como usted recuerda, Castillo parece ser el Rambo de Peña Nieto. ¿El procurador mexiquense Alberto Baz Baz se enreda con la misteriosa muerte de la niña Paullete? Peña envía a Castillo a resolver el problema.
¿Qué Peña le quiere ajustar cuentas a Elba Esther? Ahí tiene a Castillo para integrar el expediente.
¿Qué Lady Profeco provoca la renuncia de su padre? Peña envía a Castillo para montar una campaña de recuperación de imagen.
¿Qué Michoacán se desborda a pesar de la política de silencio y el gobernador no puede? Peña envía a Castillo con poderes de gobernador para nombrar procurador y secretario de Seguridad Pública.
De alguna manera eso explica el amor de Castillo a los reflectores. Pero resulta que Michoacán no es lo mismo que clausurar hoteles en Paseo de la Reforma o restaurantes de lujo en la zona residencial de Polanco.
¿O, permítame la duda; será que Peña Nieto no tiene otros operadores?
Las declaraciones de Alfredo Castillo sugieren que él es un tan buen operador que, además de su trabajo, lo mismo oficia como jefe de información de la periodista Denise Maerker y le sugiere entrevistar a El Abuelo, que como asesor corporativo de imagen para el Consejo de Autodefensas de Michoacán para desconocer al vocero oficial, José Manuel Mireles, quien había revelado al diario El País los acuerdos secretos que ya existían con el gobierno desde antes de su accidente.
Pero también resultó bueno para unificar a la oposición. Desde todos los frentes surgieron voces pidiendo al gobierno una explicación. Después, de plano pidieron su renuncia como comisionado para la Seguridad y el Desarrollo Integral de Michoacán.
En respuesta, el gobierno montó una operación mediática de grandes proporciones, con la participación de los más altos funcionarios. Castillo por su parte, sin refrenar un ápice su protagonismo, tuiteó una imagen donde aparece comiendo carnitas en Cherán.
En la operación de rescate, como en la película Escándalo en la Casa Blanca, parece haberse montado una cortina de humo, con la detención del supuesto secuestrador de El Jefe Diego Fernández de Cevallos, un presunto delincuente acusado por otro presunto delincuente, sin más pruebas que su dicho.
En fin, tenemos un comisionado de película y una operación política también de película. La realidad, otra vez, supera a la ficción.
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