Balazos en el pie
Después de una sustanciosa comida y de probar un vino tinto para los dioses, Lucas sonriente y satisfecho me dijo:
-Loco, sabemos que la vida en este mundo está llena de peligros, por lo mismo el gozo de los placeres, así como aceptar las penas, significa romper el límite del azar, erradicar el miedo respecto al “otro mundo”. Ante la violencia desenfrenada, las dudas sobre el destino de la civilización y las profecías apocalípticas, hay una urgencia por vivir plenamente, cuya impaciencia supera cualquier terror de castigo, tanto el que plantean las religiones tradicionales, así como las poderosas, olvidadas leyes del hombre.
– Sí Maestro, ¿por qué se le olvida a uno que a este mundo se viene a gozar?
-Claro pibe, es más fácil caer en la negación, sin embargo los alimentos terrestres han sido elegidos por sobre cualquier maldición divina: ¿es un autoengaño que rechaza el chantaje de la factura entre felicidad aquí abajo y desgracias en el más allá? La muerte para todos, así tengás cien años, llega demasiado pronto, sin embargo, la amenaza de un castigo eterno es cada vez menos perceptible, cuando la existencia aquí se ofrece cada instante con infinitas promesas.
-Maestro, ya lo dijo Spinoza, “la meditación del hombre libre es vida, no muerte”. La verdad es que la palabra “eternidad” ya no cuenta para nada. ¿Acaso el momento de felicidad no alcanza a su manera otra eternidad verdadera, la de la plenitud que asciende a lo absoluto?
-Por eso, amigo, en estos tiempos de voracidad económica, satanizar la búsqueda del “ser” y los deseos en la conducta humana, es arrojar el descrédito sobre un conocimiento que tiene su propio principio y su propia realización: saber vivir bien y no limitarse sólo a vivir, no tiene que ver con ningún tipo de “pecado”, sería más bien una actitud reevolucionada.
-Otra forma de evolución, sin necesidad de mirar más lejos, sólo el ahora…
-Exacto, la peor amnesia es el olvido de sí mismo como fuente del saber. Y para no seguir en la ignorancia hay que nacer de nuevo, aquí mismo, pero con otra conciencia; el decir a nivel popular que una mujer “dio a luz”, tiene mucho significado, lo podemos relacionar al humanismo clásico, quien ha expresado que el pensamiento y el diálogo le dan nacimiento a un ser humano, de esta manera, desde Sócrates hasta nuestros días, un buen maestro es un partero de conciencias.
-Como usted Lucas, un maestro de acuerdo a este momento, aunque sigue la línea de un pensamiento clásico, pero sin negar los avances…
-Y no sé si se evolucionó, habría que ver en qué sentido, porque la transformación de la materia y de la ciencia no lo es todo. Te puedo decir que el miedo a la muerte, al castigo sobrenatural, al dolor y las vanas agitaciones de la mente, privan al ser humano de la serenidad que constituye el placer de vivir, de esta manera es necesario mover las facultades del pensamiento para liberarlas, la poesía encuentra allí una de las razones de ser: vale la pena existir cuando el placer permite disfrutar su presencia.
-La poesía verdadera maestro, aunque tenga miles de años o haya sido escrita hace rato, nos remite al presente, esa es su magia…
-En este sentido, hablar del gozo aquí y ahora, como fuente del conocimiento, tiene que ir acompañado de una ética de la felicidad, claro, sin demonizar los deseos ni los placeres: vivir la propia vida con una filosofía alegre, sin mayores complejidades, libera al hombre de todos las dudas del porvenir, los griegos hablaban de hedonismo, el placer (hedoné) que se convertía tanto en una forma de ser como en un arte de vivir. (P.S.A.)