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PASADENA, California, 10 de octubre de 2015.- Un nuevo capítulo de la rivalidad entre México y Estados Unidos se vivió hoy en la cancha del Rose Bowl en un partido por demás atípico pues el vencedor lograba su pase a la Confederaciones de Rusia en 2017.
La Selección Mexicana tuvo que ir los tiempos extra para ganar el juego 3-2 ante una escuadra estadounidense que no se rindió nunca y terminó cayendo a dos minutos del final.
El comienzo del juego fue totalmente tricolor ya que los mexicanos dominaban la tenencia de la pelota buscando las laterales para colgar el balón tratando de encontrar a los tres delanteros nominales, Hernández, Jiménez y Peralta, que plantó Ferretti en el campo.
La polémica comenzó temprano cuando, al minuto 5, Oribe Peralta reclamó un penal en el área estadounidense por una clara mano de Beasley a centro de Raúl Alonso Jiménez que el silbante no marcó.
La presión mexicana rindió frutos, al minuto 9, cuando Peralta levantó la cabeza, pasó a Jiménez quien le regresó el esférico con el tacón y, después, sirvió para que Javier Hernández rematara al arco y pusiera el primer gol que hizo explotar a los connacionales que coparon la grada del Rose Bowl.
Estados Unidos despertó, al minuto 15, con un centro de Bradley que encontró a Jeoff Cameron, en el centro del área azteca, quién remató, solo sin marca, para batir a Moisés Muñoz y empatar el encuentro por la Copa Concacaf.
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