Operativos en Quintana Roo dejan 11 detenidos y decomisos
TOLUCA, Edomex., 17 de marzo de 2014.- Las tres entidades más peligrosas para ejercer el periodismo en nuestro país son Chihuahua, Veracruz y Tamaulipas, sostuvo en la Universidad Autónoma del Estado de México, la presidenta de la Red de Periodistas de la Frontera, Celeste González de Bustamante.
Al dictar la Conferencia “Silenciando a México. Los periodistas del norte”, en el marco de la Semana de la Comunicación, organizada por alumnos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Autónoma mexiquense, la experta refirió que según datos de la Fiscalía Especializada de Atención de Delitos contra la Libertad de Expresión, de 2000 a 2013 fueron asesinados alrededor de 100 periodistas en nuestro país y más de 50, los reporteros desaparecidos, señala un comunicado.
La también académica de Periodismo y Comunicación de la Universidad de Arizona reiteró que México es el país más peligroso para ejercer el periodismo; resaltó que en el norte y noroeste de la República se concentra 50 por ciento de los asesinatos de periodistas.
Ante estudiantes, principalmente de la Licenciatura en Comunicación de la Máxima Casa de Estudios mexiquense, la experta expuso parte de un trabajo de investigación que al respecto realiza; presentó algunos elementos que permiten identificar las restricciones y limitaciones a las que los reporteros del norte de nuestro país se enfrentan en sus ciudades, localidades e incluso, medios.
Aunado a ello, destacó Celeste González de Bustamante, están los bajos sueldos e incluso, la falta de entrenamiento entre el gremio; sin embargo, celebró, con respecto a la violencia se han identificado otros cambios en la forma de trabajar, entre los que resalta la solidaridad entre reporteros y medios.
Mencionó que los periodistas de la región tomaron medidas, que van desde trabajar en grupo y no firmar sus notas, pero también otras más drásticas, al incluir como parte de su vestimenta el uso de chalecos antibalas, disfrazarse en escenas de crimen, recurrir a guardaespaldas, usar radios en lugar de celulares, limitar la comunicación telefónica y el uso de Internet, así como entrenarse en materia de seguridad o incluso, no cubrir temas de crimen organizado.