Balazos en el pie
Ser caprichoso o caprichudo es una característica de los niños pequeños, o al menos así parece. Sucede que cuando los seres humanos se encuentran en la primera etapa de la vida, de bebé a niño pequeño más o menos 2 ó 3 años máximo, cuando aún no cuentan con un lenguaje hablado o bien aún no tienen suficientes palabras que les permitan pedir lo que quieren, recurren a una serie de intentos compuestos unas veces por llanto, cuando el llanto no es suficiente, es decir; que pretende hablar un poco más fuerte utiliza los gritos, acompañados éstos a veces por algunas pataletas, si aún con ello no ha conseguido lo que desea, puede incluso tirarse al suelo, aventar cosas, golpear al adulto que le niega lo que quiere hasta que el culpable de no darle las cosas desista y termine por rendirse o bien decida ser fuerte y armarse de paciencia y sentarse a esperar a que el pequeño al fin, en una actitud que parece más de actor sigue llorando, respira hondo para tomar fuerzas, a veces se deja caer de sentón para aminorar su batalla, hasta que poco a poco deja de llorar.
Querido lector, querida lectora si al leer lo anterior de pronto pensó que la descripción no era la de un niño, sino la de su esposa, esposo, hermano, hermana, hijo, hija adolescente o peor aún la suya propia cuando no logra lo que quiere, es mejor que siga leyendo.
Estos adultos berrinchudos, son esa clase de persona a la que todos evitan, no es que le teman porque piensen que les vaya a hacer algo, no, sino porque regularmente quienes reaccionan así no tienen control de sus emociones fuertes y se dejan llevar por el enojo que les causa la frustración y sin querer escuchar a la conciencia deciden quitarse el freno hasta las últimas consecuencias, convirtiéndose en necios con los que no tiene ningún sentido luchar.
Amigos, las personas “caprichudas”, en realidad son quienes tienen muy baja tolerancia a la frustración, lo explico mejor; así como mencioné al principio el proceso del comportamiento de los niños pequeños, algunos adolescentes y tristemente adultos, en el momento en que no logran lo que quieren, las cosas no salen como las habían planeado, y no sólo eso, cuando las personas no hacen lo que ellos desean, aun cuando ese deseo esté catalogado como irracional, siguen utilizando los recursos que les fueron efectivos en la niñez.
Se trata de personas que regularmente en su ámbito laboral, con la pareja, con los hijos, vecinos, jefes, etc. están de manera cotidiana en conflicto, defendiendo necedades que no conllevan al logro de propósitos constructivos, son aquellos que no pelean por defender metas productivas, por el contrario son personas que están acostumbradas a conseguir todo o casi todo mediante artilugios que nada tienen que ver con un esfuerzo propio, son niños con botarga de adultos que van por la vida padeciendo y haciendo padecer a otras personas en esa búsqueda de conseguir lo que quieren, aun cuando tengan que pasar por encima de los demás.
Me despido con esta frase que me encantó: “Las guerras las idean los caprichosos y las siguen los ignorantes”
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