Balazos en el pie
Por Luis Pantoja Ríos
Qué daño le hace al secretario de Educación Pública estatal, Raymundo Martínez, contestar de bote pronto en las entrevistas banqueteras. Ante un esquema nefasto del área de comunicación gubernamental para subirse a los medios de manera correcta, servidores con credibilidad e inteligentes como Martínez Carbajal caen en el clásico galimatías para explicar el más que explicable bullying en un país y estado plagado de violencia y sangre en tiempo real.
Ahora resulta que los medios en general somos los responsables al exhibir la realidad; Quadratín informa y se acabó. No tenemos series de televisión como Emilio Azcárraga en donde las golpizas, «en broma», en la escuelita de Ortiz de Pinedo zangolotean a alumnos y maestros y al más débil o pendejo del salón. Tampoco en Quadratín creamos al Chavo, un indigente mental pero astuto e irónico para repeler a los adultos o que estos últimos lo coscorroneen como piñata para ponerlo más estúpido todavía.
Tampoco tenemos libretistas de telenovelas, donde mujeres y niños son humillados y vilipendiados al son de la publicidad que marca la vida de la mayoría de los mexicanos «jodidos de espíritu y dignidad, y de paso soldados del PRI», como dijo Azcárraga Milmo,El Tigre, el 10 de febrero de 1993 en un improvisado discurso para celebrar el éxito de la telenovela Los Ricos También Lloran.
El bullying del siglo XXI no proviene del trabajo de reporteo, ni de cámaras fotográficas, es hasta ahora un reflejo de la falta de respeto de una sociedad que convive por necesidad pero no porque se ame, quiera y respete así misma. Televisa, Azteca y anexas, con su doble moral, son los principales generadores del comportamiento del niño y adolescente mexicano de hoy. Primero lo incita a golpear y después lo quiere reprimir o lo sataniza; primero lo engorda y después lo quiere bajar de peso, cuando tiene 20 años atragantándose de publicidad exquisita para los bolsillos de los socios y amigos de los flamantes dueños del duopolio.
Raymundo hará bien en mantenerse al margen de la presión que lo margina de opinar inteligentemente, porque si lo hace opacará al gobernador Ávila Villegas, que día a día aprieta la soga de la ineptitud y el caos en el Estado de México no encuentra descanso ni líder que lo ponga a salvo.