Balazos en el pie
Hoy desperté recordando que a mi casa llegarían los Reyes Magos a dejar un presente a mi sobrina de 5 años, no sabía cómo le iba a explicar cómo es que supieron que ella era mi sobrina o cómo es que llegaron a mi casa, entonces recurrí a la invención de una historia hecha con trozos de mis recuerdos de la niñez cuando aún los Reyes Magos me dejaban algunos juguetes bajo el árbol de Navidad.
Una hora después, envié por WhatsApp el mensaje de “los reyes” al celular de su mamá, junto con la fotografía de las evidencias de que Melchor, Gaspar y Baltasar habían visitado mi casa y dejado un juguete y unos chocolates para la nena.
Más tarde la nena llegó con su mamá a casa a recoger sus regalos, después de saludar, se dirigió directamente al árbol, dijo que sólo los juguetes porque los chocolates no le gustaban, por tanto decidió dejarles el recado a los reyes de que podían llevarlos a otros niños o comerlos yo si quería.
Después de unos minutos que estuvo en casa, me dijo que ya se quería ir porque su amigo Sebastián estaba por llegar a su casa para jugar con los juguetes que les habían traído los Reyes, entonces la mamá se despidió y se fue con su nena. Y en un par de minutos se evaporó la expectativa de ese momento que a mí me llevó casi una hora llevar a cabo.
Lo anterior responde a la percepción que cada uno tiene sobre las cosas, así la mamá de la nena, la nena y la tía de la nena reaccionaron según su propia experiencia e intereses sobre la visita de los Reyes Magos.
Entonces no pude evitar pensar en ese cuarto rey mago del que existe una leyenda, quien impulsado por la necesidad y en contra de su voluntad se alejó de casa para servir de guía a los Reyes Magos con quienes no estaba de acuerdo y en el camino a Belén le suceden varias aventuras, ocasionando su frustración y tristeza, sin embargo gracias a ello encontró el sentido de su vida.
Es en ocasiones como ésta, en la que todos quienes practicamos esta tradición sacamos a ese cuarto Rey Mago que vive dentro de nosotros, y desde nuestra propia percepción es como actuamos en torno a este día.
Si bien es cierto que el suceso de la mañana no cambia el sentido de la vida, al menos no la mía, sí permite mostrar cómo es que los adultos estamos enviando los mensajes a las nuevas generaciones sobre la construcción del sentido de algunas de nuestras tradiciones y no sólo de eso, sino de todas las prácticas que se llevan a cabo en la crianza de los niños.
Y en esta transmisión de tradiciones y percepciones, también están aquellos niños que por diversas circunstancias no cuentan con la visita de los Reyes Magos, ya sea por culturas distintas, ya sea porque a ellos los visita el gordito barbón vestido de rojo o simplemente porque tuvieron que acostumbrarse a que el portarse bien nunca traería consigo un regalo más, sobre lo cual sería bueno que de vez en cuando se les hable a los niños que reciben todos los juguetes que pidieron en su cartita.
Me despido deseando que la visita de Melchor, Gaspar y Baltasar esté siempre acompañada de la información correcta sobre el propósito de esta fecha, seguramente así todos los niños a los que visitan los Reyes Magos este día, en un futuro transmitirán de manera asertiva esta tradición a las siguientes generaciones.
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