Muere niña tras ser arrollada por camión público en Toluca; su madre lesionada
TEXCOCO, Edomex., 19 de febrero de 2014.- Como una vela cuya flama se va extinguiendo, la vida de la luchadora de los Derechos Humanos de las Mujeres, el Hogar y la Familia, Emerenciana López Martínez, se va apagando en una cama del hospital 197 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en Texcoco.
Doña Mere, como cariñosamente le llaman, se encuentra en la cama 343 de este nosocomio, en donde está conectada a un equipo de diálisis, un respirador y un monitor cardíaco para mantenerla con vida. Ahí permanece sin poder defenderse ante la indiferencia de los médicos del IMSS, que en forma selectiva aplican el medicamento para derechohabientes y para aquellos que sólo son beneficiarios.
Rocío Guillén López, hija de Doña Mere, afirma que los médicos «ven a todos los pacientes, pero a su madre se la saltan».
«A mi mamá le iban a cambiar la bolsa de diálisis, pero el doctor le dijo al pasante que esa bolsa no, que esta era sólo para los pacientes que eran derechohabientes, «y yo creo que eso no se vale, porque así mi mamá no va a salir», afirma.
De esta forma Doña Mere, quien dedicó su vida a defender a los más necesitados, a exigir que se respetaran sus derechos ante las diferentes autoridades, ahora indefensa yace en una cama de hospital a merced de los médicos que la atienden y de los medicamentos que las autoridades de salud aplican en forma selectiva de acuerdo a la categoría de los pacientes.
Ante la falta de atención, su ayudante por más de 10 años, Fidel, inició una queja ante la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México, la cual ya fue canalizada a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, en donde se espera hagan una recomendación inmediata al IMSS, para la atención «sin discriminación», de una mujer que por 30 años luchó por los derechos de los más necesitados en Chimalhuacán.
Su lucha por los Derechos Humanos llevó a Doña Mere a obtener la presea estatal al Mérito Cívico Isidro Fabela el 28 de febrero del 2005, de manos del entonces gobernador Arturo Montiel Rojas, además de que viajó a congresos a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), entre otras distinciones.