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ATENCO, Edomex., 31 de mayo de 2014.- El ejido de San Salvador Atenco, que resistió el intento de expropiación para la construcción de un aeropuerto durante el gobierno de Vicente Fox, enfrenta ahora un desafío similar con la pretensión del actual comisariado ejidal, Andrés Ruiz Méndez, de hacer aprobar la figura legal de “dominio pleno”, que permitiría, de lograrse, desincorporar del núcleo ejidal todos los terrenos de uso común y convertir tierras que hasta ahora son de vocación agrícola en propiedad privada, susceptible a ser comprada y vendida.
Ejidatarios integrantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) opuestos al orden del día de la asamblea ejidal de este domingo (citada en un salón de fiestas del pueblo) califican de “ilegal” la convocatoria . Advierten que este cambio representa “un peligro muy real de desaparecer, como ejido y como pueblo, señala La Jornada.
En entrevista, Hermenegildo Márquez del Valle, antecesor del actual comisariado, y Adela Romero Núñez, ejidataria y nieta de campesinos que recibieron esas tierras con las leyes agrarias de la Revolución, aseguran que hoy, a pesar de las presiones, la compra de voluntades y los engaños, la mayoría de los atenquenses se oponen a estos cambios y “están preparados para resistir y rechazarlos con la ley en la mano”.
Insisten en que no puede desligarse la pretensión del comisariado Ruiz –priísta cercano al grupo peñanietista en el estado, comerciante de vocación, sin relación con las actividades agrícolas– de las menciones que se publicaron a principios de año del titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes sobre los nuevos proyectos de un polo de desarrollo en la zona, que comprenden, nuevamente, un aeropuerto. Tienen presente, también, las frecuentes menciones en columnas periodísticas de medios especializados en economía y finanzas de que “ya se tiene suficiente terreno” para proyectos como Ciudad Futura y la ampliación del puerto aéreo.
En Atenco están registrados mil 800 ejidatarios y posesionarios. Algunas parcelas ejidales ya fueron “tragadas” por la mancha urbana y otras tantas –“una minoría”, insiste en aclarar Hermenegildo Márquez– ya fueron vendidas por sus propietarios, aunque de manera irregular. Sin embargo, cerca de 80 por ciento de las parcelas aún están destinadas a la siembra, y muchas son de riego.
Explica que al margen de lo que dicta la normatividad ejidal, el actual comisariado ha emitido algunos certificados de “dominio pleno”. Pero los compradores no pueden formalizar sus títulos de propiedad ante el Registro Agrario Nacional porque le correspondería al comisariado en turno dar una constancia de “inmatriculación”. Pero para ello requiere la autorización de la asamblea en pleno.
Y eso es lo que está en juego este domingo.
Hace dos semanas (18 de mayo) no se pudo realizar la asamblea en primera convocatoria por falta de quórum. Este domingo tendrían que registrarse al menos 517 ejidatarios para legalizar la asamblea.
“Lo que no pudo la expropiación de Fox, ahora lo quieren lograr con el engaño y la compra de votos para imponer el dominio pleno. Pero eso está por verse”, dice Márquez.
El orden del día de la asamblea comprende el cambio a “dominio pleno” de tierras de uso común, que afectará los puentes y caminos a tierras parceladas y la aprobación de planos resultantes. Ante esto, sostiene Márquez, el comisariado ejidal –que antes ya había expulsado al FPDT del auditorio e incluso mandó destruir su mural– “debe definirse: o representa el interés del ejido o se convierte en un promotor de ventas”.
Adela Romero, heredera de tercera generación de los campesinos beneficiados por el reparto agrario de la época revolucionaria, tiene la convicción de que “ahora que nosotros somos los dueños de la tierra tenemos la obligación de conservarla”. Para ella, esta es una etapa distinta a la resistencia popular que vivieron los atenquenses, cuando fueron reprimidos por las policías federal y estatal, bajo la responsabilidad, hoy asumida, del entonces gobernador Enrique Peña Nieto.
“Mis abuelos lucharon por esto. Y mis hijos quieren saber cómo fue. Tenemos la tierra, la organización y la identidad. Aprendemos de nuestro pasado, de nuestras luchas y de otros pueblos. Sabemos qué tipo de progreso queremos, combinando la tradición, el conocimiento y más educación para el futuro”.
En este tema de la identidad campesina, este pueblo semirrural sigue siendo una contención para los megaproyectos transnacionales. Ejidos conlindantes como Nexquipayac, Iztapa, Acuexcómac y Francisco I. Madero cedieron, en los últimos 10 años, a presiones de Conagua y vendieron sus terrenos. Dentro del municipio de Atenco, los ejidatarios de La Pastoría también perdieron sus derechos, al vender, sin títulos legales, sus parcelas.
“Pero Atenco se mantiene, y contiene las ventas hacia el rumbo de Texcoco”, asegura Márquez, a quien le tocó suspender varias actas de cesión de derechos sobre tierras ejidales como comisariado. El año pasado entregó la presidencia del comisariado a Ruiz, luego de elecciones que muchos ejidatarios consideraron en su momento “irregulares”.