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LERMA, Edomex., 2 de enero de 2014.- Uno de los 50 ó 60 incendios forestales que se produjeron durante 2013 en Lerma provocó un desequilibrio ecológico que los vecinos del lugar detectaron al no encontrar hongos y notar el abandono de animales, como el coyote, en la zona afectada, indicó el subdirector de Educación Ambiental, Marco Antonio Gutiérrez Ortega.
Dicho incidente pudo controlarse hasta 5 ó 6 días después de que inició, por elementos de Protección Civil y Bomberos, por lo que este año las autoridades municipales tomarán medidas en conjunto con Probosque y la población para evitar que durante 2014 se repitan estos hechos, indicó el diario Milenio en su protal web.
El propósito es que trabajen en conjunto con ejidatarios, con la gente que vive cerca de los bosques, para que hagan brechas cortafuegos. Ya tuvieron pláticas con la sociedad y delegados para que quiten arbustos y otro tipo de materiales naturales secos, que son inflamables.
Aunque la mayoría de los incendios forestales que se produjeron en Lerma fueron conatos, tan solo el que afectó la zona de Xochicuautla y Tlalmimilolpan produjo perjuicios en varias hectáreas de bosque, ya que «todo eso contamina más que una empresa», indicó.
Causas y consecuencias
Estos problemas no se dan por casualidad, por lo menos el 80 por ciento de los incendios forestales son provocados por el hombre, ya sea directa o indirectamente, y un 20 por ciento por causas naturales.
«Nunca hemos podido agarrar a una persona, porque cuando nos avisan ya está el fuego y quien lo provocó ya se fue». Por dejar una lata de aluminio o pedazos de botellas de vidrio después de un campamento, o porque las personas no pudieron controlar una fogata o la quema de rastrojo, son algunas de las razones que pueden provocar efectos devastadores no solo para los animales y plantas, también para el ser humano.
Pobladores de Xochicuautla y Tlalmimilolpan reportaron que el incendio más fuerte del año pasado ocasionó un desequilibrio tanto en la fauna como en la flora. Algunos habitantes acostumbran subir al monte a recolectar hongos para comer o vender; sin embargo, el año pasado la búsqueda fue prácticamente inútil pues «se dieron muy pocos».
Los animales no fueron la excepción, especies como el gato montés, conejo, codorniz o la tórtola tuvieron que migrar, así como el coyote, que es un animal que ayuda a controlar la reproducción de roedores; «hasta que empiece a recuperarse la zona regresará»; sin embargo, eso durará años.
Se trata de conciencia ecológica, de cambiar costumbres arraigadas que muchos pobladores se resisten a modificar, son acciones que sus padres heredaron de sus abuelos y así sucesivamente, de generación en generación, una de esas prácticas es la quema de pastizales.
«Después de la siembra queman el rastrojo, lo que sobró de la caña de maíz, al carbonizarse genera ceniza que sirve de fertilizante a la tierra. Hemos platicado con ejidatarios, con gente que se dedica al cultivo para que no hagan eso», pero asegura «no es fácil quitar esas costumbres, lo siguen haciendo».
Este año contemplan sembrar por lo menos 5 mil árboles en las zonas afectadas; sin embargo, el tiempo que tiene que transcurrir para que ese espacio se recupere, llevará décadas, millones de minutos y horas, más de lo que un segundo de descuido e inconsciencia pudo provocar.