Aprueban 93 Cabildos reforma judicial local
PARTE II
Asesinan a dos periodistas y a líder de ex comuneros de Chimalhuacán.
En su paso por el control de 157 hectáreas del Bordo de Xochiaca, Manuel Solís Berber, dejó en el camino la muerte del dirigente de los ex comuneros de Chimalhuacán, Raymundo Olivares Díaz, con quien tenía una disputa legal por esa zona, así como de los asesinatos de los periodistas de Bonifacio Cruz Santiago y su hijo Alfonso Cruz, quienes fueron confundidos por los sicarios en un primer atentado contra Olivares Díaz.
También envió a la cárcel a Francisco Eugenio Ávalos, conocido como «el abogado de los pobres», quien fue injustamente acusado de vender lotes en «Las Casitas» por la gente de Manuel Solís Berber, enviándolo a la cárcel durante tres años y ocho meses.
Ávalos falleció el dos de septiembre del 2013, pero hasta el último minuto de su vida, luchó por demostrar su inocencia y acusar directamente a Manuel Solís de ser el autor intelectual de las muertes de Raymundo Olivares Díaz y de los periodistas.
El tres de julio de 2013 aseguró que revelaría el partido político que protegía a «El Mocho» y los funcionarios del estado de México que le daban impunidad; sin embargo, la muerte por una diabetes complicada, ya no se lo permitió.
En una carta pública que difundió el seis de marzo del año pasado, acusó a Mario Nieto Zarco, ex fiscal de la PGJEM en fraccionamientos ilegales y abogado defensor de «El Mocho» de enviar al sicario Antonio García Miguel, alias «El Tepozanes» o «El Tepo» a matar a Raymundo Olivares Díaz, el siete de febrero del 2008, pero lo confundió con Bonifacio Cruz Santiago cuando éste salía de la oficina de Olivares.
Posteriormente, dijo Ávalos, el mismo «Tepozanes» regresó meses después a cumplir su tarea de asesinar a Raymundo Olivares Díaz y a pesar de que la PGJEM, sabía que era el objetivo de Manuel Solís Beber por la disputa de las 157 hectáreas del Bordo de Xochiaca, no le fincó ninguna responsabilidad.
El asesinato del líder de los ex comuneros, de acuerdo a Francisco Ávalos, fue por los intereses millonarios que existían por la venta ilegal de lotes en «Las Casitas», el cobro por el tiro de toneladas de cascajo y porque ese sitio era refugio del crimen organizado que se dedicaba a secuestrar y a robar vehículos.
Estableció que iba a descubrir cómo operaba Mario Nieto Zarco, quien tiene amplios contactos en la PGJEM, ya que fue fiscal especializado contra delitos cometidos por fraccionadores.
«Después de que se le exigió su renuncia a dicho ex servidor público corrupto, cobarde y ambicioso; ahora se dedica a armar grupos de delincuencia organizada, que gracias a sus relaciones públicas que todavía tiene, protege a delincuentes que se encuentran casualmente en el interior de los predios que fueron despojados e invadidos y fraccionados por Manuel Solís Berber», expresó.
A Francisco Ávalos lo metieron a la cárcel acusándolo de vender terrenos en «Las Casitas», con testigos falsos, para que saliera libre Manuel Solís, quien se dijo «auténtico» propietario de las 157 hectáreas.
Ávalos pasó tres años y ocho meses en prisión, pero logró salir y dirigió una denuncia al gobernador Eruviel Ávila Villegas, sobre la injusticia que se cometió con él y también explicarle cómo estaba la situación en «Las Casitas», pero nunca logró llamar la atención del mandatario mexiquense.
Francisco Ávalos se llevó a su tumba su deseo de conseguir justicia en el estado de México y limpiar su nombre.