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MÉXICO, D.F., 6 de julio de 2014.- La fuga de siete internos entre octubre y noviembre de 2013 de la Penitenciaría de Santa Martha Acatitla fue posible porque se burlaron varios candados de seguridad, tanto en juzgados como en el penal.
Rosalinda Salinas Durán, ex visitadora de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), dijo que estas evasiones evidencian la falta de control en los procesos de liberación de reclusos, y generan incertidumbre en las víctimas, ante la posibilidad de que haya más casos que no han sido detectados, señala Reforma.
Agregó que también muestran la falta de coordinación entre la Subsecretaría de Sistema Penitenciario y el Tribunal Superior de Justicia del DF (TSJDF) para saber cuándo compurga un interno su sentencia y alertarse si su salida no corresponde con la fecha indicada en el oficio de libertad.
El periódico Reforma consultó a jueces y empleados de las subdirecciones jurídicas de algunas cárceles, quienes coincidieron en que se requirió de la complicidad de personal de ambas instancias.
El robo de papelería en juzgados, señalaron jueces, es complicado, ya que tanto las boletas de libertad como los oficios de compurgamiento están foliados y casi siempre bajo resguardo del juez.
Para liberar a un reo, el juzgado elabora el oficio de compurgamiento, que debe estar foliado, sellado y con la firma del impartidor de justicia.
Un empleado del juzgado acude al penal a dejar el documento al área jurídica, y debe identificarse con los custodios y registrarse en dos ocasiones en libretas.
Al recibir el documento, el personal de la subdirección jurídica se comunica de inmediato al juzgado, para corroborar la orden de libertad. Ante la mínima duda de la situación jurídica del recluso, éste no es liberado.
Pese a esas precauciones, los siete internos lograron escapar entre octubre y noviembre.