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NUEVA YORK, EU, 11 de diciembre de 2014.- La tortura empleada en la era post 11-S por la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) fue aún más brutal de lo que se sabía previamente, la información que se obtuvo fue en general inútil, y la agencia engañó repetidamente a la Casa Blanca, al Congreso y a la opinión pública sobre estas operaciones, concluye un informe elaborado por el Comité Selecto de Inteligencia del Senado difundido el pasado martes.
De acuerdo a lo publicado por La Jornada, el informe documenta una serie de técnicas de tortura que incluyen las ya conocidas, como el famoso waterboarding (ahogamiento simulado, también conocido como submarino) y otras más severas que no se habían revelado anteriormente, como someter a detenidos a la privación de sueño hasta por una semana, con amenazas de que los matarían, o que sus hijos o madres serían atacados. Con la asistencia de médicos, algunos padecieron algo llamado alimentación rectal. Otros fueron obligados a pararse teniendo las piernas fracturadas, mantenidos en oscuridad completa en celdas con ruidos a volumen elevado. Un detenido murió de frío en una de las cárceles clandestinas de la CIA.
El informe acusa a la CIA de engañar de manera rutinaria a legisladores, la Casa Blanca y al público en general sobre el alcance, la dimensión y sobre todo la utilidad del programa de interrogatorios y cárceles clandestinas en decenas de países, frecuentemente exagerando su efectividad.
Según el informe, la CIA tenía 119 detenidos, y de ellos, por lo menos 39 fueron sometidos a estas torturas. Citando 20 de estos casos, el informe mina la justificación central de que estas técnicas rindieron frutos en cuanto a inteligencia clave, que ayudó a descarrilar atentados terroristas, y que hasta brindó información importante para la captura y muerte de Osama Bin Laden, como habían argumentado sus defensores.
El informe es sólo un resumen ejecutivo de 524 páginas del documento, aún secreto, de más de seis mil cuartillas elaborado por los investigadores, y su difusión primero tuvo que superar 10 meses de intensas negociaciones entre senadores y la Casa Blanca sobre la versión que se haría pública para proteger intereses nacionales y la seguridad nacional.
Por su parte, la CIA emitió un documento en el cual rechaza varios de los puntos principales, sobre todo el de engañar al Congreso. Su actual director, John Brennan, cercano al presidente, reconoció que la agencia había cometido errores, pero rechazó la conclusión central del informe, e insistió en que los interrogatorios sí produjeron inteligencia que ayudó a frenar planes de atentados, capturar terroristas y salvar vidas, y que la inteligencia de ese programa continúa informando nuestros esfuerzos antiterroristas hoy día.
Aquí el informe del Senado de EU (versión en inglés): http://1.usa.gov/1Alq5tw
(Más en: http://bit.ly/1upx7Jf)