Balazos en el pie
La respuesta que ha dado Eruviel Ávila Villegas al reportaje de la revista Proceso por la disputa de 4 cárteles de la droga del territorio estatal, ha sido pírrica para la categoría del mandatario de la entidad más poblada del país; ante la expectativa de los medios de comunicación y La Mayoría Silenciosa que esperaban una respuesta más contundente o al menos una defensa más férrea, dejó en claro que no hay argumentos para defender lo indefendible.
El derramamiento de sangre que vive la entidad por la disputa de los grupos delictivos del territorio mexiquense para vender drogas explica que el uso de la fuerza no la tiene exclusivamente el Estado o al menos Eruviel Ávila no lo sabe, a pesar de ser doctor en Derecho.
Su tibia respuesta demuestra el abuso de su facultad para proponer iniciativas, pero puede llenar de leyes dos libros y mientras haya corrupción e incapacidad en los cuerpos de seguridad pública, la delincuencia organizada seguirá expandiendo su guerra a las calles.
Tal vez sus asesores entendieron mal, la acusación es la falta de libertad de sus ciudadanos para divertirse como cualquier otro cristiano del país y no jugar a la ruleta rusa en sus salidas, es la disputa de los cárteles en la zona oriente del Estado de México y los miles de muertos desde la época de Peña Nieto y que continúan durante los dos años de su mandato.
Probablemente su equipo de comunicación demerite las investigaciones, toda vez que no reconocen a todos los medios, para ellos, solo existe Reforma, Televisa y El Sol de Toluca, todos los demás son mal catalogados en sus escalas de calidad. No cuentan con criterios para medir el impacto de los medios de acuerdo al peso de sus datos u opiniones; es más, no cuentan con una infraestructura sólida que contenga embates de este tipo.
Los muertos y la disputa de los grupos delictivos no merecen de iniciativas para penalizar la introducción de aparatos de radiocomunicación y telefonía celular en los penales; merecen acciones que inhiban a los grupos delictivos para terminar su guerra de sangre, merecen todo el peso de la ley para quienes están sembrando el terror en los municipios de la entidad.
Incluso merecen una buena negociación de las autoridades con los cárteles de la droga para evitar las balas en su disputa por el mercado de las drogas, porque la venta de enervantes no va a cesar, eso existe en todo el mundo, pero consumir drogas es una decisión del ciudadano, mientras los delitos de extorsión, asalto, secuestro, robo de autos, habitación y comercio son decisión de los asaltantes.
Entonces Eruviel Ávila Villegas tiene que atacar estos delitos que afectan la actividad productiva y la economía de todos los niveles de La Mayoría Silenciosa, porque igual secuestran a un empresario por millones de pesos que a un empleado para vaciar su tarjeta de crédito o débito, mientras que la autoridad luce por su ausencia a la hora de atacar estos delitos.
La iniciativa carece de todo sustento porque desde hace años se sabe que las llamadas de secuestro y extorsión son realizadas en los penales, para ello se compraron bloqueadores para telefonía celular, por tanto, otra propuesta de ley engrosa el marco legal pero no resuelve el problema que ya tiene solución, sólo hay que aplicarla.
Uno de los mayores problemas que enfrenta la ciudadanía es que las autoridades no tienen identificados los verdaderos problemas de seguridad o no los quieren reconocer, porque ello implica aceptar su incapacidad para dar soluciones y, mientras los problemas se sigan negando o escondiendo, como el caso del levantón de la revista Proceso, las cosas van a seguir igual o peor.