Balazos en el pie
Los olvidados de Guerrero
…son todos quienes navegan a la deriva con un gobernador suplente, o sustituto-interino de cartón, a la cabeza.
Rogelio Ortega Martínez no puede más; tira la el capote, suda y se acongoja… le falló la mano izquierda a la hora de torear; le hicieron falta “derechazos”; quedó atrapado entre las patas de los caballos.
Le urge deshacerse del cargo envenenado que le heredó el impresentable Ángel Aguirre Rivero.
Queda claro: no es lo mismo presumir que demostrar.
Nueve meses al frente de un poder prestado han vencido al hombre que llegó con la toga y el birrete de la academia, y se irá con “la cola entre las patas”.
Ortega pide adelantar su relevo; tarde se le hace para entregar el paquetazo al gobernador electo Héctor Astudillo, antes del 1 de octubre.
Ortega no pudo –ojalá Astudillo sí– quitar a Guerrero la etiqueta de estado fallido sobre el cual cabalgan los cuatro jinetes del apocalipsis: la guerra sin cuartel declarada por el crimen organizado, el hambre con cara de miseria, la muerte por la violencia incontenible y la peste de la clase política corrupta y negligente.
Los cuatro peores terrores que han dejado a Guerrero en la ruina.
La crisis política desatada tras la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa –hoy hace precisamente diez meses– no fue sino la consecuencia de la descomposición permanente ante la falta de cohesión social. ¿Árbol torcido alguna vez su rama endereza?
Nada, ni la presencia federal ni los cambios en el gobierno han servido para arrebatar al crimen el control de pueblos, ciudades, payas y caminos. Por ejemplo, tan solo en las últimas dos semanas de estas vacaciones, el “bello puerto” de Acapulco ha vuelto a ser uno de los focos más violentos del país con 35 ejecuciones, sumadas a las 300 muertes sangrientas en los que va del año.
El ”paraíso del Pacífico” –motor de la economía guerrerense– sucumbe ante su importancia estratégica como campo de batalla para las bandas del crimen organizado… y desorganizado.
En el resto del estado cabalgan el hambre y la miseria. Después de Chiapas y Oaxaca, Guerrero es el estado con un mayor número de pobres; 2 millones 315 mil guerrerenses no logran satisfacer sus necesidades básicas y de ellos, casi 900 mil sobreviven en la pobreza extrema.
Administraciones van, administraciones vienen, como la peste que enferma a un pueblo resignado a un incierto futuro dese un presente infame.
En Guerrero, Los cuatro jinetes malditos cabalgan de nuevo.
EL MONJE LOCO: ¿Tiene Guerrero viabilidad? Por ahora no parece sino el paraíso para algunos y un infierno para todos.
@JoseCardenas1 | [email protected] | www.josecardenas.com