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La Política Mexiquense
¿Cuántas veces hemos escuchado esta que parece tan trillada frase?, pero ¿algún día lo has intentado?
Un hombre sabiendo que realmente ése sería su último día reunió a todos sus amigos y repartió algunos regalos, una vez que terminó de hacerlo ofreció una disculpa a aquellos que no habían recibido un presente, les dijo que no es que se haya olvidado de ellos, sino que no le había dado tiempo de buscar el regalo que él considerara digno para ellos y que eso le dolía en el alma, sin embargo y aún así les pedía una última cosa: que disfrutaran ese día como si también para ellos fuera el último.
A través de la historia y por diversas razones hemos sabido que algunas personas han tenido la dicha o desgracia de saber cuándo ya no estarán, en algunos casos, como aquellos a quienes la vida los ha colocado en situación de ejecución, a veces les preguntan cuál sería su última voluntad, en otros casos por cuestiones de salud, algunas personas se ven obligadas a organizar y poner en orden sus cosas personales porque saben que no les queda mucho tiempo. El resto de las personas, casi todas solemos vivir el día a día como si tuviéramos la garantía de contar con el mañana.
Sin el afán de escucharme trágica en estas fechas, creo que de vez en cuando es sano hacer esta reflexión. Estamos a unas horas de terminar el año, es quizás la última gran cena del 2014, ya están listas las uvas y con ellas acostumbramos pedir algunos deseos, y ¿si en esta ocasión de verdad comenzamos por ensayar el vivir cada día como si fuera el último?
Muchos han escrito sobre esto, pero hacerlo puede ser un ejercicio de vida maravilloso, y no es solamente comer ese postre de muchas calorías o ponerte esa ropa que guardas para un momento especial, ni buscar a aquellos con los que no estás bien porque quizás muchas veces esa reconciliación es más para ti que para los otros, así que por una vez deja de cargar culpas, miedos, tristezas, enojos.
Busca la mejor música para tus oídos, evita cargar y hacer tuyas las palabras que no quieras escuchar, déjalas en la boca e intención del otro. Regálate un día lleno de sonrisas, busca a esas personas que te hacen reír, propicia un momento de alegría y agradéceles por haberte regalado todo este tiempo esos grandes momentos.
Puedes también deleitar a tu olfato con olores que te encanten, no necesitas comprar nada, sólo huele esas flores que tanto te gustan, visita una tienda departamental y pide una muestra de tu perfume favorito o visita ese lugar que por su aroma te hace sentir bien.
Otra sugerencia tal vez sería preguntar por aquello que siempre has querido saber o hablar sobre ese tema que has evadido sobre algo importante para tu hijo, hermano, pareja y que el hacerlo te haría sentir bien, evita dejar para mañana las conversaciones importantes.
Queridos lectores, vivir la vida es sentir el sol y el aire en la piel, escuchar el canto de los pájaros, detenerse a admirar una puesta de sol, disfrutar la vida con la persona que amas. Vivir como si fuera el último día es abrirse a gozar de todo aquello que no te has permitido, es sentir las emociones al máximo en tu propia frecuencia y con tus cinco sentidos.
Ojalá que esta reflexión les acompañe al menos un día del próximo año y se den permiso de vivir un día como si fuera el último.
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