
El reverso de la moneda
La bandera del combate a la corrupción ondea con fuerza en todos los discursos oficiales desde hace más de 30 años. Desde el ámbito federal, hasta los municipios, se proclama “tolerancia cero”, “gobiernos honestos”, “rendición de cuentas”, gracias a esas demandas en aquellos tiempos -impulsadas por muchos de los que hoy gobiernan-, en junio de 2002 se aprobó la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública y un año después, el 12 de junio de 2003, se creó el Instituto Federal de Acceso a la Información Pública, actualmente conocido como INAI, ya desaparecido y en proceso de liquidación.
Sin embargo, mientras se sigue levantando esa consigna actualmente, se debilitan —o incluso se desaparecen— los órganos autónomos que garantizan o incidían en uno de los pilares fundamentales para lograrlo: la transparencia.
¿De qué sirve proclamar una cruzada anticorrupción si se eliminan las herramientas que permiten a la ciudadanía vigilar al poder? Esa es la gran paradoja del sistema actual que elimina esta herramienta funcional para la democracia, para la clase política y para la sociedad en su conjunto.
En el caso del estado de México, el INFOEM (Instituto de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales del Estado de México y Municipios) era el árbitro autónomo que permitía a ciudadanos, periodistas y organizaciones acceder a información pública clave. En los últimos dos años, se habían interpuesto 413 denuncias por opacidad en portales oficiales —por falta de datos actualizados, omisión de nóminas o licitaciones—.
Además, el pleno del INFOEM respondió 267 recursos de revisión, y en ese proceso impuso 15 medidas de apremio (12 amonestaciones públicas y 3 apercibimientos), acciones que evidencian la exigencia efectiva para quienes incumplen.
Estas cifras no solo reflejan actividad: demuestran que los ciudadanos sí buscan transparencia y que existen resultados concretos respaldados por instancias imparciales.
Los órganos autónomos -como el INFOEM- no son perfectos, pero sí eficaces. Las denuncias crecen cada año, y las resoluciones de casos mejoran la rendición de cuentas en las dependencias y gobiernos locales.
Las propuestas para fusionar, subordinar o eliminar estas entidades suelen escudarse en argumentos de “corrupción”, “austeridad” o “duplicidad de funciones”. Pero, ¿quién fiscaliza al fiscal? Suprimir la existencia de los órganos autónomos de transparencia y trasladar sus funciones a una Secretaría dependiente del poder ejecutivo es trasladar el poder de la fiscalización a quienes podrían influir en sus propias evaluaciones, abriendo la puerta a la opacidad y al abuso.
Regresamos al caso del estado de México; según el propio INFOEM, decenas de municipios incumplen sistemáticamente con sus obligaciones de transparencia, especialmente en lo que respecta a la publicación de sueldos, ejercicios presupuestales y licitaciones. Ante esta falta, los 413 ciudadanos afectados han presentado denuncias que han generado resoluciones oficiales.
La lucha contra la corrupción no se gana con discursos, sino con instituciones sólidas y vigilancia ciudadana. Las cifras anteriores revelan que el INFOEM respondía; tal vez de una manera facciosa, pero era perfectible para que fuerauna herramienta de control ciudadano con impacto real, por lo que su desaparición dejará a la ciudadanía, pueblo o sociedad sin la seguridad y la certeza de que sus solicitudes y quejas se resuelvan de manera eficiente, eficaz, clara, precisa y detallada.
Ante lo inminente de la desaparición de tan importantes herramientas de vigilancia y rendición de cuentas a favor de la sociedad, regresaremos 25 años atrás y deberemos organizarnos como antes lo hacíamos. Por eso, vaya desde esta columna el llamado a la acción, a levantar la mano y participar en un Observatorio Ciudadano por la Transparencia y Rendición de Cuentas, para exigir el acceso a la información pública y la transparencia en el uso de los recursos.
La transparencia no es un lujo ni un obstáculo: es el primer paso para que el sistema funcione.