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La Política Mexiquense
(2ª parte)
En la primera entrega, vimos, con el tema del Canal de Panamá, que los principios de política exterior norteamericana del siglo XIX: Doctrina Monroe, Destino Manifiesto y Política del Gran Garrote, están más vigentes que nunca.
Ahora, toca hablar de otro caso: Donald Trump amenazó a Canadá con imponer un arancel adicional del 25% a la importación de todos sus productos; lo que, a simple vista, podría significar un golpe devastador para su economía; a su vez, planteó que, si Canadá no pudiera asumir esos aranceles, se podría convertir en el estado 51º de la Unión.
Otra señal es que se ha referido repetidamente al primer ministro Trudeau, como Governor, título utilizado para designar al jefe del ejecutivo de un estado de la Unión.
Según Max Cameron, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Columbia Británica las expresiones de Trump: «Forman parte de una forma de intimidación que es su manera de abordar las negociaciones».
Las manifiestas intenciones de Trump, no son algo novedoso; hay varios ejemplos de la ambición expansionista americana hacia el norte, a lo largo de la Historia:
En el siglo XVI, Francia estableció en el valle del Rio San Lorenzo, una colonia que llamó Nueva Francia, mientras que Inglaterra, se asentó sucesivamente, en los actuales territorios de Terranova y Ontario.
Entre 1756 y 1763, Francia y el Reino de Gran Bretaña, con sus respectivos aliados, libraron, en cuatro continentes, la Guerra de los Siete Años, cuyo episodio en Norteamérica se llamó la Guerra Franco-India. El conflicto concluyó con el Tratado de Paris de 1763, por el que Francia perdió el dominio de casi todos sus territorios en América, que pasaron a manos británicas.
En 1783 finalizó la Guerra de Independencia Americana con otro Tratado suscrito en Paris, por el que Gran Bretaña reconoce la soberanía de la Unión y le cede territorios al sur de los Grandes Lagos y al este de las trece colonias y se redefinieron las fronteras con Canadá, de dominio británico.
Durante las Guerras Napoleónicas, en 1812, siendo presidente James Madison, Estados Unidos intentó conquistar el Alto Canadá (actual Ontario) y el Bajo Canadá (actual Quebec), pero las fuerzas británicas resistieron, con el apoyo del clima, de milicias canadienses e indios shawnee e incluso, en un contraataque, llegaron a Washington D.C. e incendiaron la Casa Blanca y el Capitolio. El conflicto concluyó en 1814 con el Tratado de Gante y las fronteras regresaron a la posición anterior a la invasión.
Desde la década de 1820, existió una disputa entre Estados Unidos y Gran Bretaña sobre un territorio que incluía partes de lo que hoy son los estados de Oregon, Washington, Idaho y la provincia canadiense de Columbia Británica. En 1846 se firmó un Tratado que estableció la frontera entre Canadá y Estados Unidos a lo largo del paralelo 49. La parte al norte quedó en la actual Columbia Británica bajo control británico, mientras que la parte sur pasó a ser parte de la Unión Americana.
Después de la Guerra de Secesión (1861-1865) las colonias canadienses temiendo otra invasión e intento de anexión, se unificaron, formando la Confederación Canadiense. La Ley de la América del Norte Británica estableció la unión de las provincias de Ontario, Quebec, Nuevo Brunswick y Nueva Escocia bajo la Corona, lo que provocó que Canadá se convirtiera en una unidad política autónoma. Posteriormente, se fueron uniendo otras regiones, hasta alcanzar su actual territorio, aunque, es de mencionar que, con la construcción del ferrocarril transcontinental y la expansión al oeste, se desplazaron de manera forzada, poblaciones indígenas enteras.
En 1931, con el Estatuto de Westminster, Canadá obtuvo mayor autonomía y en 1982, con la aprobación de la Ley de Canadá, logró su independencia plena en términos legislativos, aunque es de precisar que Canadá es parte de la Comunidad Británica de Naciones (Commonwealth) lo que significa que mantiene lazos históricos, culturales y políticos con el Reino Unido y otros países que fueron sus colonias, pero actualmente funciona como un país independiente y soberano.
Las amenazas de Trump sobre la anexión de Canadá, en principio, fueron tomadas como una bravuconada más del magnate; sin embargo, el primer ministro Justin Trudeau ha recomendó a los líderes empresariales a tomarlas en serio y generó preocupación en los gobiernos provinciales que incluso, han dejado a un lado sus diferencias para hacer un frente ante la posible crisis económica y se ha despertado en la población un sentimiento nacionalista de preferencia de consumo a los productos locales y desprecio a los “Made in USA”.
Por ello, la Doctrina Monroe (América para los americanos), El Destino Manifiesto (la creencia de que los estadounidenses están «destinados» por la Providencia a expandirse por el continente para difundir su sistema de gobierno y cultura). y la Política del Gran Garrote («Hablar suavemente y llevar un gran garrote» frase que resume: negociar primero, pero estar preparado para actuar con fuerza), están presentes en el caso Canadá.
En efecto, vemos como, la potencia americana, como en tiempos de Monroe, quiere América, léase -el control del Continente Americano- para los americans, es decir, para los estadounidenses que así se autonombran; que creen ciegamente que el Destino que la Providencia les ha señalado es el “Continente completo” y que el Gran Garrote de Teddy Roosevelt de la amenaza militar, ahora se ha convertido en amenaza comercial de Trump.
Y lo último será peor que lo primero (S. Lucas 11:26)