
Abro Hilo/ ¡NO a los narcocorridos!
En diciembre de 2024, Donald Trump, como presidente electo, publicó en su red social TruthSocial:
“Por razones de seguridad nacional y libertad en todo el mundo, los Estados Unidos de América creen que la propiedad y el control de Groenlandia es una necesidad absoluta”.
No es la primera vez que Estados Unidos manifiestasu interés por Groenlandia, ya en 1867, el secretario de Estado William H. Seward, encargado de negociarla compra de Alaska al Imperio ruso, contempló la anexión de Groenlandia e Islandia, como una idea “digna de ser considerada” e incluso pensó que podría animar a la vecina Canadá a unirse a Estados Unidos(otro sueño trumpiano); llegó a trascender que en 1868se podrían ofrecer por ambas islas: 5,5 millones de dólares en oro, pero finalmente no se hizo ninguna oferta formal.
En 1910, el embajador ante la corona danesa Charles Egan, propuso que: Estados Unidos entregaría a Dinamarca las islas filipinas de Mindanao y Palawan, obtenidas en la Guerra con España en 1898, a cambio de Groenlandia y las Indias Occidentales Danesas (actuales Islas Vírgenes de EE.UU.); Dinamarca cedería esas islas filipinas a Alemania y Alemania le devolvería a Dinamarca la región de Schleswig-Holstein, perdida por los daneses en 1864.
En 1917, la Unión Americana adquirió las Indias Occidentales Danesas por 25 millones de dólares. Como condición para esa venta, Dinamarca exigió queel gobierno de Washington reconociera formalmente la soberanía danesa sobre toda Groenlandia, para disipar cualquier ambición sobre la isla y en 1921,proclamó que toda la isla formaba parte integral de su reino.
En 1940, Dinamarca fue invadida por la Alemania Nazi y quedó incapacitada para administrar o defender Groenlandia. Ante esa situación y el peligro inminente,el ejército norteamericano, ocupó la isla para impedir su uso militar por parte del Eje y en 1941, firmó con el embajador danés, (incluso, sin la representación oficial, debido a la ocupación), un acuerdo para asumir la defensa de Groenlandia y construir bases militaresallí durante el conflicto.
Concluida la guerra, Dinamarca esperaba el retiro de las tropas de la isla, pero Estados Unidos se resistió a abandonar un enclave que ya vislumbraba como crucial en la inminente Guerra Fría. Así, en 1946 el presidente Harry S. Truman ofreció oficialmente 100 millones de dólares en oro a cambio de Groenlandia; como respuesta, la nación danesa rechazó vender Groenlandia. Ante la negativa, en 1951, la potencia norteamericana consiguió asegurar su presencia militar mediante un tratado, por el cual, el país escandinavo le concedió amplias facilidades para operar bases en la isla, en el marco de la OTAN, consolidando su rol estratégico, sin necesidad de cambiar de soberanía.
En agosto de 2019, Donald Trump expresó públicamente su interés en adquirir Groenlandia para EE.UU. y planteó a sus asesores tal posibilidad, bajo el argumento que geográficamente el territorio forma parte de América del Norte. En cualquier caso, no se formalizó ninguna oferta y es claro que, en pleno siglo XXI, la comunidad internacional no comparte la idea de “comprar” un territorio con población activa. Sin embargo, se volvió a poner sobre la mesa la importancia estratégica de Groenlandia en la región ártica, donde potencias como EE.UU., Rusia y China compiten por influencia y control de los recursos naturales y de las rutas marítimas.
Las actuales pretensiones de Estados Unidos, en la segunda administración Trump sobre Groenlandia, no pueden comprenderse sin considerar los soportesideológicos que han guiado la expansión territorial estadounidense desde el siglo XIX: la Doctrina Monroe, el Destino Manifiesto y la política exterior del Gran Garrote.
En la práctica, estos principios han creado una visión en la que la expansión territorial de EE.UU., por las buenas o por las malas, se ha visto como legítima einevitable. Las pretensiones sobre Groenlandia se han enmarcado recurrentemente en esa perspectiva: ya sea para evitar la influencia europea en el continente, para cumplir un destino providencial y expansionista o para ejercer el poder regional.
Es de precisar que: Groenlandia pasó a manos de la corona danesa cuando Dinamarca y Noruega se separaron en 1814 y aunque durante mucho tiempo se administró como colonia, tras la Segunda Guerra Mundial los daneses reforzaron institucionalmente su vínculo con la isla. En 1953, el país nórdico modificó su constitución para integrar formalmente ese territorio como condado danés, eliminando su condicióncolonial.
Más tarde, Dinamarca concedió autonomía interna a Groenlandia, mediante Home Rule en 1979, ampliada a autogobierno en 2009, de forma que hoy los groenlandeses gestionan sus asuntos internos mediante su propio parlamento y gobierno, mientras Dinamarca conserva las competencias de defensa y relaciones exteriores.
Este proceso de autonomía, que reconoce el derecho de autodeterminación de Groenlandia, incluso con la opción de independizarse, si así lo decide mediantereferéndum, fue en parte una reacción danesa a las experiencias históricas, para demostrar que la isla es una parte voluntaria y valorada del reino, no un territorio enajenable.