Libros de ayer y hoy
Se trata de una gran noticia que Andrés Manuel López Obrador, próximo presidente de la República, haya hecho el compromiso de no permitir el porrismo durante su gobierno.
Dijo públicamente que “no se permitirá el porrismo”, al referirse a los lamentables hechos en que porros golpearon a jóvenes del CCH Azcapotzalco y aseveró que “hay que actuar por la vía legal contra los agresores de alumnos”.
Excelente decisión.
De acuerdo con lo dicho por el presidente electo, ya no veremos que quedan impunes hechos violentos, protagonizados por grupos de porros, como los ocurridos en la toma de posesión de Enrique Peña Nieto, en el aniversario del Jueves de Corpus.
O contra la Rectoría de la UNAM.
Contra policías que sólo aguantan la embestida de los porros y salen lastimados, quemados, cortados.
En contra de comerciantes y sus establecimientos.
Todos esos grupos violentos, financiados por alguien -porros, pues- tendrán que enfrentar la ley pues ya no habrá legisladores de Morena que paguen sus fianzas para que salgan en libertad inmediata.
Porque, supongo, de esos hablamos. ¿O no?
Que independientemente de quién pague o proteja a los porros, éstos no van a ser tolerados en el gobierno de AMLO.
Magnífica noticia. Espléndido cambio de opinión que hay que reconocérselo y, sobre todo, exigirlo en el sexenio que está a punto de empezar.
Es que el salvajismo de los porros ha llegado demasiado lejos, y el presidente electo ha sido sensible a ese lamentable fenómeno.
Tomo de mis archivos de cuando dirigí La Razón, algunas notas al azar sobre el tema.
El 3 de diciembre de 2012 publicamos una exclusiva: los porros que atacaron el Congreso y a las barreras de policías el primero de ese mes, lo hicieron porque -según declararon algunos de los detenidos- les pagaron 300 pesos a cada uno a fin de impedir la toma de posesión de Enrique Peña Nieto.
Les encontraron en sus mochilas dos granadas de fragmentación, 20 bombas molotov ya preparadas, ocho envases de litro y medio llenos de gasolina.
Quemaron policías e incendiaron la patrulla tipo Charger número 3087.
El 11 de junio de 2013, publicamos:
“Los mismos vándalos que han causado destrozos en distintas manifestaciones (1 de mayo, 1 de diciembre de 2012), así como en las rectorías de la UNAM, UAM, UACM, agredieron ayer nuevamente a policías capitalinos y retuvieron a dos funcionarios del GDF para intercambiarlos por sus compañeros detenidos durante la manifestación (del 10 de junio).
“A palazos, patadas, lanzallamas improvisados con latas de spray y piedras que consiguieron al desprender losetas de la plancha del Zócalo capitalino, unos 30 violentos que forman parte del llamado Frente Oriente tundieron a agentes de la policía capitalina al ingresar al circuito de la Plaza de la Constitución. Lesionaron a cinco uniformados.
“Los policías no respondieron a la agresión y se limitaron a protegerse con sus escudos de acrílico del embate de los vándalos, varios de ellos encapuchados.
“Entre los agresores estaban Carlos Esteban Martínez Jiménez, dirigente de las juventudes del PT y promotor de Andrés Manuel López Obrador; Uriel Sandoval, quien perdió un ojo en las protestas del 1 de diciembre de 2012; Luna Flores, líder del Frente Oriente, y Román Borrego, quien destrozó vidrios de la torre de Rectoría en abril pasado.
“La embestida duró unos 40 minutos, durante los cuales los agresores retuvieron y golpearon al Director de Atención Ciudadana del Gobierno del DF, Pedro Bello, y a uno de sus colaboradores. Pretendieron intercambiarlos por los detenidos.
“La policía aprehendió a 22 personas”.
De esos porros -pagados y con órdenes de golpear y causar destrozos- que fueron detenidos, ninguno pisó la cárcel. La mayoría perredista (hoy en Morena) de la Asamblea capitalina cambió el Código Penal para evitar castigo a los vándalos desde diciembre de 2012.
La fianza la pagaron diputados del PRD, hoy Morena.
En uno de esos incidentes, escribió tiempo después mi sucesor en La Razón, Rubén Cortés, López Obrador reclamó por la detención de los porros cercanos a su movimiento: “No había motivo para usar la fuerza bruta contra los estudiantes”.
Esos “estudiantes” eran, entre otros, Ignacio del Valle, líder de los macheteros de Atenco, captado por una cámara cuando robaba gasolina en el Eje 1 Norte para hacer bombas Molotov.
Y otra “estudiante” detenida fue Luna Flores, cercana a los 50 años, que fue captada frente a Televisa mientras lanzaba trozos de televisores contra la policía.
Así más o menos es la historia del porrismo reciente, que derramó el vaso de la paciencia al agredir, hace apenas unos días, a estudiantes del CCH Azcapotzalco.
Por eso hay que valorar el cambio de opinión de López Obrador. No más porrismo, ha dicho.
Como es obvio, suponemos que se refiere a todos los porros, y no solamente a algunos.