Teléfono rojo
Alfonso Romo y Andrés Manuel López Obrador no se hablan ni piensan parecido, o alguno de los dos le miente a la nación.
Faltan poco más de dos meses para que empiecen a gobernar, y no existe certeza de cuál será la política energética ni la de precios en el costo de las gasolinas.
El presidente electo y su Jefe de Oficina dicen dos cosas diametralmente opuestas. El secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, también.
Para López Obrador en su gobierno no habrá gasolinazos, pues no aumentará el precio del combustible.
El secretario de Hacienda dice que sí aumentará, cada año, conforme a la inflación. Es decir, el precio se va a controlar.
Y Alfonso Romo informa que será el mercado el que determine el precio de las gasolinas. Tal como ahora. «Vamos a seguir con la política actual», de gasolinazos.
¿Cuál va a ser la realidad?
No lo sabremos hasta que empiecen a gobernar. Pero queda claro que los tres principales funcionarios del próximo gobierno en materia económica opinan distinto.
Más allá que distinto: son visiones contradictorias entre sí.
Todas las arengas contra el gasolinazo que ha expresado el presidente electo, es retórica para satisfacer a su clientela. Engañarla, pues.
Claro, eso es así en el caso de que Romo diga la verdad en cuanto al precio de las gasolinas.
«Vamos a seguir con la política actual, no vamos a subsidiar, no vamos a controlar, no vamos a hacer nada que no sea de mercado, todo es mercado», expuso luego de participar el miércoles en el Foro Económico 2018.
Es posible que Romo también hable para satisfacer a su clientela. Que la engañe.
Pero una de las dos versiones es falsa: la de AMLO o la de Romo.
Hace apenas dos fines de semana, López Obrador dijo en Tabasco que «la reforma energética fue un engaño», que fue «un fracaso rotundo», y se suspendieron indefinidamente las rondas petroleras hasta no revisar todos los contratos asignados porque, según dijo desde que éstas empezaron, eso es «pura corrupción».
El miércoles, Romo declaró al salir del Foro Económico 2018 que «hemos revisado casi todos los contratos y estamos bastante cómodos con todos».
Lo anterior quiere decir que no hay tal monstruo de corrupción en las licitaciones.
Y que la reforma energética no fue «un vil engaño», como dice López Obrador.
Es como dijo Romo el miércoles: vamos a respaldar lo que se ha hecho y queremos que nos demuestren (los contratos asignados) que la reforma sí va a traer más producción y beneficios al Estado».
Las visiones de próximo presidente de la República y de su Jefe de Oficina no son sólo diferentes, sino contradictorias y opuestas.
¿A cuál creerle? Que el pueblo le crea a López Obrador y los mercados le crean a Romo, podría ser la «estrategia».
Esos juegos de engaños no tardan mucho en mostrar quién miente, porque se descubren al momento de empezar a gobernar.
Y un elemento adicional. Dijo AMLO y su secretaria de Energía, Rocío Nahle, que se van a construir refinerías a fin de que disminuya el precio de las gasolinas.
Si es verdad lo que dice Romo, lo expresado por AMLO y la próxima secretaria de Energía es falso, pues los precios serán internacionales y los fijará el mercado.
O no están diciendo la verdad el presidente electo y Rocío Nahle, o el que miente es Alfonso Romo.
Y si llegan a un punto en que subsidian el IEPS para contener el precio de las gasolinas, el que saldrá disparado como corcho de champaña será el secretario de Hacienda, Carlos Urzúa.
En lo dicho: el próximo gobierno será una Torre de Babel.