Gobiernos de Edomex y CDMX recorren Centro de Transferencia Indios Verdes
TENANGO DEL VALLE, Edomex, 22 de noviembre de 2019.-Fe, dedicación y paciencia, fueron los ingredientes principales para que Don Lalo y su esposa, Doña Flor, vieran los frutos de su esfuerzo en la plantación de árboles de navidad que iniciaron hace 20 años. Empezaron solos, llenos de dudas e incertidumbre sobre esta actividad que era desconocida en su región, pero la necesidad los llevó a dar el paso, pues la siembra de maíz no resultó redituable.
El poblado de San Pedro Zictepec, en el municipio de Tenango del Valle, no se encuentra, aún, entre los líderes en producción de árboles de navidad como lo son Amecameca, Xonacatlán, Tlalmanalco o Villa del Carbón, pero contribuye para que el Estado de México mantenga el primer lugar a nivel nacional.
El señor Lalo, a sus 74 años, trabaja todos los días del año para que al final de éste, hasta 700 árboles estén listos y las familias acudan a elegirlos, cortarlos y lleguen sus hogares en esta temporada, la cual dice es la más bonita, en la que la gente se transforma y se divierte.
Con entusiasmo y seguridad, Don Lalo camina entre los árboles, sus árboles, a los cuales dice hay que abrazarlos, hablarles bonito; disfruta de contar sobre sus cuidados, su experiencia con ellos y como la naturaleza le ha enseñado lo sabia que es.
“Descubrimos que cortamos un árbol, queda el tronquito y retoña, se hace otra generación, hay árboles que ya van para la tercera generación de corte”, explicó, por ello es que dice a la gente que no tema comprar un árbol natural, pues éste sigue dejando vida, no afecta, pero se debe hacer en plantíos comerciales que desempeñan la labor con responsabilidad y los cuidados necesarios.
Además, los plantíos contribuyen a la mejora del medio ambiente y recarga de los mantos acuíferos; pero también mejoran la economía de los productores, pues es sustento familiar y fuente de empleo para más personas de la zona.
Al primer año, evoca, logró vender sólo un árbol tras cortar algunos y caminar para ofrecerlos, si hubo desánimo pero no se rindió y supo que tenían que cambiar la estrategia, por lo que decidió ofrecer a la gente la experiencia de elegir y ver cortar su propio árbol, al año siguiente 50 árboles fueron vendidos, ahora logra vender hasta 500 por temporada, con la ilusión que sean más cada año.
Don Lalo reconoce el cómo la mujer que lo ha acompañado durante 53 años, a la que se refiere con alegría, la que no temió tomar el azadón y ensuciarse entre la tierra para plantar árboles navideños a pesar de las dudas, fue parte fundamental para lograr que el Rancho Doña Flor, bautizado en su honor, hoy sea un espacio de diversión para las familias, pues han incluido atractivos para que se pueda acampar, comer e incluso nadar.
En una superficie de cuatro hectáreas se encuentran sembrados árboles de todos tamaños de ayacahuite, pseudosuga y el más buscado, oyamel, cuyo valor, debe ser reconocido pues el productor aseguró más que vender un árbol, se vende el trabajo en ellos.
“No ganamos ni un centavo en todo el año, pero si nos dedicamos a ellos, a lo mejor hay plantaciones, personas que regalan su trabajo, pero un árbol tarda muchos años para llegar a la venta… si saben apreciar el trabajo no se nos hace caro” dijo.
Los hay desde 500 pesos hasta más de mil, todo de acuerdo a la altura, pues unos tienen hasta más de 3 metros altura, mismo que son más demandados para adornar plazas públicas o casas muy grandes.
De lunes a domingo, de 10 a 10, el rancho Doña Flor, el cual se encuentra junto al parque Hermenegildo Galeana, tiene las puertas abiertas para que familias enteras lleguen a adquirir su árbol navideño, se diviertan y disfruten de la naturaleza en un ambiente cálido.