
El Pueblo Decide: Una Nueva Justicia para México
«No se puede negociar con la paz; hay que luchar por ella«, John F. Kennedy. Político estadounidense. S XX.
Recientemente, recibimos con pesar la noticia del trágico asesinato de Ximena Guzmán y José Muñoz, un crimen atroz con todas sus agravantes.
Antes de comenzar, expresamos nuestras condolencias y solidaridad a los familiares y amigos de Ximena y José. La Jefa de Gobierno, Clara Brugada Molina, pierde dos colaboradores cercanos y la ciudadanía dos servidores públicos de primera. Que descansen en paz.
El ejercicio del poder exige compromiso total, entrega absoluta y momentos dolorosos. Pero ello no incluye (o no debería incluir) la posibilidad de ser víctima de un delito de cualquier índole, mucho menos uno donde el uso de la violencia conlleva a la perdida de la vida. Y por ello, el acto debe ser condenable de forma unánime, sin matices ideológicos.
La capital de la República se encuentra en un constante decrecimiento en problemas de inseguridad: de 2019 a la fecha, hay registro de una reducción del 66% en delitos de alto impacto; 50% menos homicidios dolosos. En este año no existieron reportes de robo a transportistas; 3 casos de secuestro, 22 de robo a cuentahabiente. En percepción, mientras en 2018 casi el 80% de la ciudadanía se sentía inseguro, hoy es ligeramente superior al 50%. Al menos 30% menos.
El trabajo iniciado por la administración de la hoy Presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo, quien con talento designó para dirigir los trabajos en materia de seguridad al Secretario Omar García Harfuch, demuestra tendencias alentadoras. Con trabajo de inteligencia y coordinación entre las instituciones se ha logrado debilitar las estructuras operativas y financieras de los grupos criminales, reduciendo así su capacidad de acción.
Esta tendencia es el fondo tras el cual ocurre el ataque mortal en contra de Ximena y José. Fondo que se vuelve forma al observar que el ataque fue calculado y ejecutado por personas no improvisadas, que eligieron cobardemente a dos colaboradores inocentes para intentar desestabilizar al gobierno de la ciudad e infundir miedo en los servidores que cumplan con cabalidad sus funciones.
Lo peor que podemos hacer es normalizar este tipo de actos, hacer mofa de ello o caer en el pánico colectivo. Debemos esperar las investigaciones pertinentes y exigir se castigue a los responsables materiales e intelectuales.
La única forma de construir un verdadero Estado de Derecho Constitucional es con la colaboración entre el gobierno y la sociedad. La elección popular de jueces es un paso crucial en esa dirección, para evitar que los delincuentes encuentren en el poder judicial las grietas de corrupción que nos resultaron evidentes y ofensivas a la sociedad, y a manera de ejemplo mencionamos la denominada puerta giratoria, en donde los delincuentes encontraban la forma de salir de prisión a las pocas horas de su detención, o los juicios interminables, o los miles de reos sin sentencia, o los juicios interminables que evitan extradiciones, y así podríamos seguir. Además es indispensable también abrir un debate sobre la estructura de las fiscalías, los ministerios públicos y los cuerpos policiales. Día a día, es fundamental identificar las redes criminales y evitar que se oculten y actúen impunemente en nuestras comunidades.