Trabaja Salud de forma intensa por brote de Klebsiella: Kershenobich
CIUDAD DE MÉXICO, 18 de octubre de 2018.- Comer compulsivamente es un trastorno de la conducta alimentaria. Cuando están en presencia de otras personas, los afectados se alimentan poco, o no lo hacen, pero a solas se dan atracones que les hace sentir culpa por su falta de control, y vergüenza por la ganancia de peso corporal, indicó Cecilia Silva Gutiérrez, académica de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.
La universitaria aclaró que no todos los individuos obesos son comedores compulsivos: estudios reportan que entre 16 y 51 por ciento de los pacientes con sobrepeso y obesidad que acuden a consulta presentan trastorno por atracón.
Por medio de un comunicado, la experta de la máxima casa de estudios explicó que si las cifras mencionadas se toman como punto de referencia, junto a las tasas de obesidad se podría pensar que la prevalencia del comer compulsivo va en aumento.
En México, en 2012 la prevalencia de sobrepeso y obesidad en adultos de 20 años o más fue de 71.28 por ciento, y en 2016 se incrementó a 72.5 por ciento. El aumento progresivo de estos males y sus consecuencias en la salud física (diabetes, hipertensión y afectaciones óseas, musculares, gástricas y endocrinológicas) y mental los convierte en factores de riesgo con gran impacto en los sistemas sanitarios.
El rango de edad de las personas con trastorno por atracón se ha ampliado: hasta hace unos años era más común en la adolescencia tardía y la adultez temprana, pero ahora gente más joven y personas mayores lo presentan. S
u origen no es del todo claro, aunque se sabe que algunos factores personales, sociales, cognitivos y neurológicos pueden contribuir a una desregulación emocional que produce malestar y ansiedad; en consecuencia, algunos individuos buscan la regulación a través de la comida, que les provee sensaciones momentáneas de tranquilidad, satisfacción y bienestar, pero después se sienten culpables y se eleva su frustración, y así se convierte en un círculo vicioso.
A diferencia de la bulimia, en donde también hay atracones, el comedor compulsivo no tiene conductas compensatorias como provocarse el vómito; utilizar laxantes, diuréticos y enemas; o hacer ayunos prolongados o ejercicio excesivo. Silva Gutiérrez recomendó estar atentos ante señales como cambios en los hábitos de alimentación, depresión, aislamiento social, aumento de peso, irritabilidad y ansiedad.