
Un mundo en paz
La reciente modificación de la feria patronal en el municipio de Ecatepec ha generado diversas reacciones entre la población. Sin embargo, es preciso reconocer que esta decisión, tomada por la presidenta municipal Azucena Cisneros, no solo es acertada, sino también necesaria. En años anteriores, la celebración de dicha feria estuvo marcada por múltiples incidentes de inseguridad, que iban desde robos hasta actos de violencia que pusieron en riesgo la integridad de las y los asistentes.
Coincido plenamente con la presidenta municipal en que el bienestar de los ciudadanos debe estar por encima de cualquier festejo. No se trata de estar en contra de las tradiciones ni de la cultura popular; se trata de garantizar condiciones adecuadas para su realización, algo que, lamentablemente, no se logró en administraciones pasadas.
Durante años, la feria se convirtió en un foco de problemas: grupos delictivos aprovechaban la aglomeración de personas para delinquir, y en más de una ocasión se reportaron enfrentamientos, riñas y hasta lesiones graves. Pese a ello, las autoridades anteriores miraban hacia otro lado, permitiendo que este tipo de eventos continuaran sin una estrategia real de seguridad.
Hoy, con esta suspensión, se envía un mensaje claro: en Ecatepec la prioridad es la seguridad. Ojalá esta medida no signifique la cancelación definitiva de las festividades, sino una pausa responsable que permita replantear cómo se pueden llevar a cabo en un ambiente seguro, ordenado y verdaderamente familiar.
La cultura y la tradición deben cuidarse, pero nunca a costa de la vida o el bienestar de los habitantes. Ecatepec necesita nuevas formas de celebrar, donde la paz y la convivencia sana sean las protagonistas.