TOLUCA, Edomex, 2 de julio de 2025.- Cuando Mariana Mallol comenzó en la educación preescolar, se ayudó de la música para enseñar a los pequeños, con el objetivo de que su crecimiento se diera a través de canciones que llegaran al alma, fueran importantes y determinantes en su desarrollo, y que les permitieran disfrutar una infancia llena de entretenimiento, inocencia y diversión.
Con el paso del tiempo, su participación en el Coro Nacional de Niños fue suficiente para que cada creación hecha canción fuera concebida con la responsabilidad que implica dedicarse al exigente público infantil, el cual siempre le ha preocupado. “Yo no sabía en realidad que me iba a dedicar a la música para las infancias, pero en el Coro lo entendí. Yo pensé que estaría sola, pero afortunadamente me di cuenta de que somos muchas y muchos los que queremos una infancia como debe ser: con inocencia, desarrollo, educación y, sobre todo, sin malicia. Por eso he seguido este camino. Parece difícil, pero cada sonrisa, cada abrazo, siempre me recompensa para seguir adelante.”
En esta ocasión, Mariana regresa con una divertida canción para bailar, brincar y cantar a todo pulmón, titulada La Granja, la cual fusiona lo mejor de las vibraciones tropicales con el pop, en una mezcla llena de ritmo y grandes melodías. Estos elementos sirven para presentarnos a los animalitos que viven felices en el corral, mientras aprendemos las onomatopeyas que salen de sus picos y trompitas.
“Esta canción, como la mayoría que hago, pasa primero por los salones de guarderías, preescolar y por lugares donde están los infantes. En ella les enseño a cada niño y niña los diferentes sonidos de un caballo, un cerdito o un gallo, usando la voz y la lengua. Y resulta divertido, porque invita también a bailar y a divertirse.”
En entrevista con Quadratín EMX, la argentina por nacimiento pero mexicana por agradecimiento confiesa que, a lo largo del tiempo, ha podido darse cuenta de que, gracias a sus creaciones, los niños ayudan a los adultos a regresar a esa etapa inocente, libre y divertida.
“En cada show me doy cuenta de ello. Aunque resulta difícil al inicio, a mí me encanta no obligarlos, porque yo bromeo con los chicos diciéndoles que los grandes están pensando: ‘¿Qué hago aquí?’, ‘Es tiempo de irme’. Pero poco a poco ellos son los que terminan brincando, aplaudiendo y jugando, lo cual resulta muy curioso y beneficioso para todos”, comenta.
El pasado 1 de junio, Mariana ofreció un espectacular concierto en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, donde compartió escenario con niñas, niños y padres de familia, quienes corearon y bailaron todas sus canciones en una tarde llena de alegría. Fue palpable el cariño del público hacia la música de Mallol, por lo cual confía y pide a las familias, especialmente a los padres:
“Que no les pongan canciones que no van con su edad, como las de reguetón que no tienen letras adecuadas para ellos. Me queda claro que no es culpa de los niños, sino de los entornos adultos con los que conviven. No debería ser así, pero también sé que son muchos los factores que determinan esas situaciones. Por eso es importante que escuchen canciones que los ayuden a crecer como debe ser: con ternura, amor, inocencia, sin adelantarles los tiempos. Las niñas y los niños deben disfrutar la niñez como tal, y los adultos debemos apoyarlos en ello.”
Mariana es consciente de que no es solo una cantante que entretiene, divierte y educa; también se convierte en cómplice, amiga e incluso familia.
“A lo largo de mi carrera las satisfacciones han sido muy grandes. Cuando mujeres u hombres que ahora son padres o que me encuentro en conciertos me recuerdan que una canción o un consejo les ayudó a crecer y convertirse en personas de bien… eso no tiene precio. También es muy fuerte cuando una niña te abraza y te pide que seas su mamá. Son momentos que uno debe saber procesar, porque te das cuenta de que estás cumpliendo el objetivo: sembrar una semilla que quedará para toda la vida.”
De esta manera, la compositora y cantante sigue demostrando que la música infantil puede ser inteligente, divertida y entrañable. Por eso, invita a todos a darse la oportunidad de escuchar La Granja.
“Se van a divertir y se van a acordar de lo bello que es el sonido de los animales, y recordarán cómo es una granja. Echen a volar su imaginación y diviértanse con sus hijos, sobrinos o niños cercanos.”