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NUEVA ZELANDA, 10 de febrero de 2017.- Las costas de la localidad de Golden Bay, en Nueva Zelanda fueron testigos de un triste escenario. Al menos 416 ballenas yacían varadas en sus playas, informaron medios internacionales.
Autoridades locales y decenas de voluntarios emplearon todos los recursos posibles por salvar las ballenas que continuaban con vida intentando devolverlas al mar.
No es la primera vez que ocurre algo así en ese país, pero esta ocasión se considera el peor evento desde 1985, en el que murieron cerca de 250 cetáceos, y es el tercero más grave que se recuerda en la suroeste del Océano Pacífico.
Se sabe que las ballenas cuando se encuentra atrapada, envían una señal de socorro, dicha señal, atrae a otros miembros de su manada, que luego también corren el riesgo de quedar atrapados por la marea descendente.
La zona de Golden Bay también es propicia a que los animales queden encallados debido a la gran extensión de aguas poco profundas.
Para cuando el Departamento de Conservación de Nueva Zelanda llegó hasta la playa, entre 250 y 300 ballenas habían perecido.
Los esfuerzos se están concentrando en mantener con vida la mayor cantidad posible, pero hay que esperar a la próxima marea alta.
Parte fundamental del trabajo que tendrán los rescatistas, es una vez que logren transportar a mar abierto a las sobrevivientes, evitar que quieran regresar a las costas en busca de las compañeras que están dejando atrás.