
Vinculan a proceso a hombre por homicidio calificado en Ixtapaluca
Desde hace varios días a los señores del transporte público les ha pegado la gana de amenazar a los ciudadanos del Valle de México con que habrán de llevar a cabo la madre de todos los paros, mañosos cómo son, escogen el día primero de septiembre para la aplicación de su día "D" y de paso arruinarle la vida a millones de usuarios que en este lunes acudirán con sus hijos e hijas al inicio de clases.
Desconozco si cuando esta columna del picotazo político esté circulando, los amos de los fierros viejos estén bloqueando y los humos de enfado inunden la poca paciencia sus principales víctimas.
Es cierto que todos queremos y tenemos derecho a ganar más por nuestro trabajo y pero la fórmula es otra, como empeñarse en hacer bien su trabajo. Por ello, la exigencia de subirle cuatro pesos a la tarifa no corresponde con la calidad del servicio, pues si algo es cierto es que ese universo conocido como camiones de pasajeros sub urbanos que operan en el Estado de México corresponden a lo más decadente de prestación privada en materia de transporte para otros seres humanos, es decir, ya no digo que sea justo que se pida un aumento, sino que es irracional ante la pésima oferta del transporte de pasajeros. Simples reglas de la oferta y demanda dicen algunos economistas.
El reclamo por parte de los dueños (más poderosos que los sindicatos de invasores de casas) descansa en que el combustible es más caro ¿?, que las refacciones son más caras ¿? y que la vida en lo general es más costosa ¿?…¿Qué tanto? que se sepa no nos encontramos en una crisis económica y las fluctuaciones en el precio del combustible son mínimas y las balas arancelarias de Trump no han pegado en “las refacciones". Es decir, los fundamentos económicos no dan para su solicitud.
Pero yo solo soy un periodista que suele intelectualizar de más, mejor hagámosle caso a un estudio del Instituto Politécnico Nacional (IPN) que reveló que el aumento justo, según la métrica económica del país, debería de ser de un peso y "tan tan".
Pero volvamos unos pasos hacia atrás y pensemos en que lo que piden los amos de las carreritas y los cerrones es algo justo ¿Qué hay del servicio que prestan? Un término decente para calificarlos es que su “trabajo” es digno de la subnormalidad, pues nadie en su sano juicio podría calificar de bueno lo que ejecutan detrás de un volante de algo que no es un bocho ni una patineta, sino una máquina que arrastra varias toneladas de fierros y dentro de sus intestinos la ruleta en donde se decide el destino de quienes por necesidad los abordan.
Por ello es que los camioneros no gozan de la simpatía de un grueso de la sociedad y no se trata de encasillarlos como los malos de un “churro” fílmico nacional , sino que estamos frente a uno de los sectores que al prestar un pésimo servicio y muy poco control de las autoridades, terminan siendo parte del costumbrismo social, una especie de mal necesario en el que “hacen como que sirven" y los usuarios resignados lo tienen que usar, pues no hay de otra y que sea lo que Dios quiera.
Ahora bien, pensar en que todos los operadores de camiones y sus infaltables “cacharpos“ son malos, es cometer un acto de injusticia, los hay, claro que los hay, quienes realizan su actividad en los márgenes de la decencia y honestidad, solo que sus “rutas" son ejemplos escasos y mueren eclipsados ante el orangutanismo de los demás.
Pero en algo tienen razón los quejosos: la bendita inseguridad, ese platillo infaltable en el día a día de las y los mexiquenses, pues no existe camión que no haya sido visitado por los malditos delincuentes, la gran mayoría de ocasiones bajo la permisividad de autoridades que no “alcanzan a sacar un perro de una milpa", policías municipales o estatales ya no digo en contubernio, sino en una clara distracción de lo que es traer una placa, patrulla o pistola, zombies que balbucean en la radio después de algunos de los cientos de atracos y ahí si, ni como negarles la razón a los choferes que encañonados terminan dando la cuenta del día a los malandros .
Con o sin bloqueos, los señores del transporte público representan una parte negativa por la terrible prestación del servicio y resignados, los usuarios ven en ellos el único medio para llegar a sus destinos, ¿qué ocurriría si dichos hombres -camión y los dueños de este pulpo determinaran serles más útiles y amables a quienes les dan de comer? Elevar sus servicios los haría mucho más presentes en el ánimo de sus principales victimas: el pueblo sufrido que no tienen de otra, más que subirse en una lata mortal como esas. ¿por qué no le piensan tantito antes de querer asfixiar a respetable público? PIENSEN (es gratis).