Hallan cuerpo embolsado con mensaje en Valle de Chalco
TOLUCA, Edomex.,17 noviembre de 2024.- El Buen Fin, un programa que fomenta el consumo masivo y la adquisición de productos con descuentos atractivos. Sin embargo, especialistas en salud mental advierten sobre los riesgos emocionales que este fenómeno puede desencadenar, especialmente entre las personas que, debido a la falta de recursos económicos, se sienten excluidas de la dinámica de compras.
De acuerdo con Monserrat Pérez, psicóloga de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMex), el cierre del año es una época especialmente vulnerable para la salud mental. Factores como la reducción de luz solar, la caída de las temperaturas y las presiones sociales vinculadas al consumo pueden contribuir a problemas como la depresión y la ansiedad.
El Buen Fin marca el inicio de un periodo de alta demanda económica para las familias, que continuará con las festividades de Navidad y Año Nuevo. Según Pérez, este periodo no solo implica gastos inevitables, sino también un posible sentimiento de exclusión y tristeza para aquellos que no pueden participar en esta «fiesta del consumo».
“Muchas personas experimentan vacío y tristeza al sentirse fuera de estas dinámicas, ya que vivimos en una sociedad donde, desafortunadamente, el valor de las personas parece medirse por lo que poseen. Esto afecta especialmente a quienes no tienen recursos para participar en estas prácticas”, explicó la psicóloga.
Pérez señaló que la cultura consumista, impulsada por modelos sociales y económicos, exacerba la idea de que la felicidad depende de lo material, dejando de lado valores intangibles como la salud, la familia y la convivencia.
Otro aspecto preocupante es que muchas personas, ante la presión de participar en el Buen Fin, optan por endeudarse, lo que puede agravar su situación financiera. Según la experta, estas decisiones a menudo están motivadas por la necesidad de aparentar o satisfacer expectativas externas, más que por necesidades reales.
“Contratar deudas para adquirir bienes no indispensables genera una presión económica que se extiende más allá de las fiestas. Esto puede derivar en un estrés financiero significativo, afectando tanto la estabilidad emocional como las relaciones familiares”, comentó Pérez.
Para mitigar estos riesgos, la especialista recomienda que las familias vean el cierre del año como un periodo de reflexión sobre los logros personales y familiares, y no únicamente como una evaluación de lo adquirido materialmente.